El campesino, ¿del
la agroindustria?
*Redes
productivas surtirían nuevo
parque agroindustrial
*Perspectiva
con áreas de
riego, crédito y modernización
Juan Manuel
Rodríguez (25 ene 16)
Por su reducido espacio territorial, podría decirse que
el sector primario de la economía aguascalentense, el agropecuario, no tiene el
peso específico de equilibrio con el resto de los otros dos sectores, el
secundario industrial y sobre todo el terciario de servicios y, efectivamente,
ahí se concentra sólo poco más del 7 por ciento de la Población Económicamente
Activa (PEA) estatal.
Después de un período con destacadas, pero pocas,
industrias familiares y desde luego un centro ferroviario de los más
importantes de América Latina, con una planta laboral que llegó a sobrepasar las
6 mill plazas que fueron fuerte sostén del mercado local, a partir de la década de los 80 del siglo pasado,
Aguascalientes registró un primer despegue económico inusitado con el arribo de
más de 200 empresas que le dieron el primer perfil industrial y pasó la entidad
de ser expulsora de población a convertirse
en fuerte atractivo como polo de desarrollo económico regional con gran oferta
de trabajo y alta expansión urbana, que atrajo a la población rural que no
había emigrado hacia los EU.
No en las mismas proporciones pero ahora con el segundo take
off hidrocálido, vuelve la entidad a registrar arribo de buscadores de
trabajo e imperceptible pero real éxodo de campesinos hacia la industria.
Todavía al final del régimen estatal anterior, reconocían altos funcionarios
que el 50 por ciento del consumo alimentario local era importado de otras
entidades.
Seguramente no ha cambiado mucho la situación pues de
toda la producción agrícola, casi el 90 por ciento (88 por ciento en las
recientes cosechas), ha sido fundamentalmente el maíz el principal grano
recolectado y en su mayor parte, grano forrajero en alrededor de 40 mil hectáreas, y en menor porcentaje el
maíz para alimento en unas 30 mil hectáreas, ambas siembras en áreas de
temporal del ciclo primavera-verano. El frijol ronda las 9 mil hectáreas.
La muy común época de sequía ha causado estragos pero aún
así se siembran cerca de 95 mil hectáreas y, cuando hay lluvia excelente como
en 2015, superaron las 130 mil hectáreas en el ciclo primavera-verano, con
cosecha récord de casi 2.7 millones de
toneladas de productos agrícolas.
El exceso de producción
forrajera tiene su razón de ser, pues el forraje es ingrediente imprescindible
para sostener una importantísima actividad ganadera estatal, productora no sólo
de carne de aves sino de carne de bovino y cerdo de calidad exportadora y una
vasta cuenca lechera, aunque algunos consideran necesario reflexionar sobre un
cambio en los cultivos para reducir el alto consumo de agua (el campo consume
entre 75 y 80 por ciento del vital líquido) y fomentar cultivos rentables; la
industria lechera enfrenta la dañina política oficial federal que reduce la
inversión en la compra de la producción lechera local para Liconsa, pero
incrementa el consumo de leche en polvo importado, ahora peor con la firma del
Tratado comercial del Pacífico que le da preferencia a Nueva Zelanda para que
nos invada de esos productos.
Ha sido dura la lucha de los productores y sólo han podido salir adelante, con la
intervención de los gobernadores que a través de la CONAGO han logrado defender
la producción lechera y la adquisición oficial del producto con un precio
aceptable (en Aguascalientes 125 mil litros en Centro de Acopio Fátima y 13 mil
300 en el de Pabellón).
Sin embargo, la crisis nacional mantiene riesgos para los
productores, y este fin de semana, manifestantes de Chihuahua protestaron por el
recorte de 300 millones para la adquisición de Liconsa y eliminación de ciertos
subsidios a productores.
Abre
expectativas el nuevo parque
Agroindustrial
de Cosío-R. de Romos
Dentro de la incipiente diversificación de actividades
económicas, ya abren espacios para fortalecer otras ramas productivas factibles
y relacionadas con la vocación tradicional hidrocálida que ahora permanecen con
ciertos rezagos, se acaba de anunciar la creación del nuevo parque
agroindustrial en la zona productiva rural del norte del estado, entre los
municipios de Cosío y Rincón de Romos.
Ya existen grandes capitales, principalmente locales,
interesados en invertir pero lo más trascendente es el impacto que podría
generar en el campesinado, en gran parte dedicado a la producción forrajera,
algo de grano y otros alimentos que se pueden considerar dentro de la gran masa
campesina del autoconsumo y con pocas posibilidades de desarrollo.
Serían ellos los beneficiados si se generan redes
productivas para alimentar las plantas industriales que se instalen en el
parque, incluídas las industrias existentes con las que el Estado ha mostrado su
buena exportación ya consolidada y que ahora podrían generar una expansión fortalecida
con los productores del área social.
Sería un éxito si consolidan cultivos redituables las zonas
temporaleras de los municipios de la capital y El Llano (ambos con casi 20 mil
hectáreas cada uno) y Asientos con casi 12 mil, Jesús María 6 mil 500 y con
promedios de 3 mil 500 hectáreas San Pancho, San José de Gracia, Calvillo y
Pabellón, mientras que Tepezalá y Cosío unas 2 mil 500 cada uno y Rincón de
Romos casi 2 mil.
Están las condiciones dadas con la nueva Financiera Rural
para los créditos.
Está además el Distrito de Riego de la Presa Calles donde, con inversión de mil millones se está rehabilitando un área de 6 mil 200 hectáreas, para eliminar el riego de gravedad e introducir el riego por goteo, que
elevará, de 28, a 90 por ciento el grado de eficiencia, y beneficiará a 2 mil 200 productores.
Así mismo, está pendiente el proyectado Cluster dentro
del Plan Nacional de Agrologística de la Sagarpa, que con inversión estimada en
450 millones en 290 hectáreas, espera industrializar hortalizas y frutas, que
desarrollará Focir, en sociedad con Fica Logistics (ésta con 35% de
inversión) y asesoría tecnológica de la Universidad de Wageningen, Holanda.
Una expectativa en proceso que requiere tiempo,
inversión y esfuerzo oficial, estatal y federal, y del sector privado que sólo
requiere apoyo y facilidades similares o superiores a las que se le está ofreciendo a la inversión extranjera, para que nuestros empresarios ocupen el
lugar que les corresponde en el desarrollo local, regional y nacional, como
principal pilar de nuestra economía, factor
imprescindible para sortear los vaivenes inciertos de la volatilidad
mundial.
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