ABSURDO TRATO A PENSIONADOS
Imagine usted que es pensionado, tal vez viene desde una comunidad alejada y decide acudir a una instituciΓ³n donde ha recibido su pensiΓ³n por aΓ±os. Escucha que puede acceder a un prΓ©stamo, se anima, investiga como puede —porque no todos dominan internet— y entra a la pΓ‘gina oficial. Pero la informaciΓ³n es escasa: no dice que necesita llevar copia de sus ingresos, mucho menos que tiene que presentar un aval. Solo indica que debe presentarse para recibir “mΓ‘s informaciΓ³n”.
Y allΓ‘ va usted, con la esperanza de recibir un apoyo. Pero al llegar, lo primero que le dicen es que no pueden darle ningΓΊn dato si no lleva sus cuatro ΓΊltimos estados de cuenta impresos. En digital no sirven. Ellos —que manejan su historial y tienen acceso a sus movimientos— no pueden verlos, ni mucho menos imprimirlos (polΓticas internas). Y para hacerlo, lo mandan a otras oficinas… a mΓ‘s de dos kilΓ³metros de distancia.
La otra opciΓ³n: descargarlos (nada fΓ‘cil si no domina internet) irse a un cibercafΓ© o a la tienda de la esquina, imprimirlos y regresar.
Y todo ese esfuerzo, solo para saber cuΓ‘nto le podrΓan prestar. Porque lo que promete el simulador en lΓnea es una cosa —cifras que suenan atractivas—, pero lo que realmente le ofrecen al final es otra… y muchas veces, considerablemente menor.
Ese es el trato que reciben los pensionados en el ISSSSPEA: un camino lleno de trabas, condiciones absurdas y cero empatΓa. Un sistema con reglas tan cuadradas como deshumanizadas, sin un poco de sentido comΓΊn.
Porque no importa si usted tiene 30 o 80 aΓ±os, si viene caminando con bastΓ³n o desde una rancherΓa: si no lleva los requisitos tal como ellos los quieren, no lo atenderΓ‘n.
0 Comentarios