En la segunda lectura, tomada de la Carta del apóstol Santiago, busca las raíces teológicas de estos comportamientos torcidos: “¿De dónde vienen las luchas y los conflictos entre ustedes? ¿No es, acaso, de las malas pasiones, que siempre están en guerra dentro de ustedes? Ustedes codician lo que no pueden tener y acaban asesinando. Ambicionan algo que no pueden alcanzar y hacen la guerra”. El apóstol Santiago atribuye a la avidez por el dinero y al ansia de poder un porcentaje muy significativo de los males que se dan en el mundo.
Y en el evangelio de hoy nos narra cómo los discípulos, que se demoraron más de lo conveniente en entender esta dinámica de la salvación que nos ofrece Dios en Jesús, discutían, mientras el maestro les hablaba de su pasión, sobre quién de ellos era el más importante; de manera que Jesús tiene que decirles: “Si alguien quiere ser el primero, deberá ser el último de todos, y servirlos a todos”. Cosa que todavía hoy no hemos podido entender. Que para ganar hay que saber perder.
Pues si siempre queremos ganar habrá que pensar en lo que perdemos y si perdemos habrá que ser conscientes que nos ganamos día a día un pedacito de cielo.
Buona domenica dell Signore. Dio con noi. Oremos por la visita del Papa a Cuba y USA este fin de semana y esta semana.
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