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Memorias de Cancún Fco. Javier Ramos



yo estaba seguro de que me iba a salir como un libro
y me dije, a lo mejor lo edito.
 es que eran tantas muchachas guapas (si se valiera diría buenas)
y si le pregunto a mi esposa dirá que estaban mejor los caballeros.
pero nada, quedó en unos renglones lo mucho que quise contarles
y   como ya dije que soy un pobretón
a ver si el próximo año me alcanza para volver, ahora sí me fijo bien

Pelagatos.- dícese, según mi abuelita, de quien no tiene muchos recursos económicos
 que no es guapo, no tiene novia ni trabajo; ni quien le eche un lazo.
pues puros de esos veía yo cuando llegue a cancún
y no es que sea elitista (dice un comentario de élite)
pero la generalidad de los huéspedes y lugareños
no parecían gran cosa, mas bien eran, pelagatos.
al día siguiente, como que algo cambió
de seguro fui yo.
pura gente bonita; y el pelagatos era yo.


eso sí, los maridos de prominente abdomen
y las esposas igual, pero en la parte de atrás.
digamos que ellos barrigones
y ellas de buenas pompis (léase glúteos, pantorillas y mas pa rriba).
bueno, la verdad es que también había candidatos a mister músculo
como un negro (perdón, afro) que se podía alquilar a meses
como está de moda con las compras de precio caro.

podría hablarles de la comida, pero con esas vistas hasta el hambre se quita
ya decía yo que a cancún es nomás para ir a ver
y aunque me refería a las compras
también aplica para lo que les conté.

de los paseos ni me acordé
entre la alberca y la playa
y los que van a beber
ni el juego del tri me pudo distraer.
 
 
francisco Javier ramos rivera.

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