Toneladas de Peces Salieron de
un Pozo Dedicado a la Agricultura
¿Un Lago a 234 Metros de Profundidad?
Por Matías Lozano Díaz de León
Hace algunos años –en 1979 para ser exactos- de un pozo para uso agrícola estuvieron saliendo millares de peces durante varios días, provocando asombro entre los habitantes de un amplio sector rural, pero también gozo, porque inesperadamente
la Providencia les daba la oportunidad de diversificar su dieta.
El escenario de este asombroso fenómeno lo fue el rancho “El Silogismo”, propiedad del señor Armando Adame Peñalosa y puesto entonces bajo el cuidado de su hijo, Armando Adame Robles.
El rancho “El Silogismo” está ubicado dentro de los terrenos que fueron parte de la hacienda Buenavista, perteneciente al municipio Pinos, del estado de Zacatecas, y se localiza en el extremo cercano a los linderos con Jalisco, en las proximidades de Ojuelos.
Jorge Alonso Díaz de León |
Lo que más sorprendía a todos, es que
los peces, aún no siendo
de gran tamaño salieran
vivos, cuando lo obvio
es que se destrozaran
al pasar por la bomba,
tipo sumergible. De esa
manera, los peces convertían la pileta de descarga en una enorme pecera, de donde eran transportados por las regaderas o zanjas a lo largo de las zonas de cultivo, llenando los surcos.
“Hasta brillaban los canales de riego de tanto pescado”, contaba Armando Rivera, el mayordomo de los Adame.
Prácticamente todos los habitantes de Buenavista, donde se encuentra “El Silogismo”, acudían atraídos por el fenómeno y lo mismo hacían las familias de otras comunidades cercanas.
Después de un número de días no precisado en que aquel pozo estuvo convertido en surtidor de carne de pescado, el fenómeno concluyó, de pronto, igual que como empezó, pero meses después se repitió, durante varios días. Nunca más ha vuelto a salir peces de aquel pozo.
Armando Rivera, quien vivía junto al pozo que daba peces, recuerda que también de otra perforación, situada a escasamente un kilómetro, propiedad del mismo rancho, salían peces, pero no en las mismas cantidades. Este segundo pozo, marcado con el número AS3223 por la Secretaría de Agricultura, se localiza a escasos 30 metros del bordo de una presa construida en el tiempo de las haciendas.
En la fecha de nuestra visita esa presa casi no tenía agua, y Jorge Alonso aseguraba que los peces no se filtraron de ese embalse hacia el manto acuífero. Los habitantes del rumbo, él entre ellos, lo hubieran notado.
El manto acuífero, por otra parte, no muestra un agotamiento importante, pues de 1979 a la fecha de la visita, en 2001, sólo se le habían agregado dos tramos de tubo a su columna, de seis metros cada uno.
Cabe señalar que a corta distancia de Buenavista, según los Relatos de Severiano, en los cerros próximos a La Catalufa, una huerta de frutales que alcanzó gran esplendor, se escuchaba en la temporada de lluvias el fragor de las corrientes de agua en el subsuelo, y que inclusive la tierra se precipitaba a las profundidades, quedando en la superficie las peñas sostenidas entre sí
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