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Paciente espera del reconocimiento a un Dorado de Villa


Raúl Alba Lozano lo gestiona para
su padre, el Gral. Jesús H. Alba 


Gral. Jesús. H. Alba




Comisionado por Villa Hizo el Reparto de

Tierras de varias Haciendas en la región

Sólo se busca que una calle lleve su nombre en la Gremial


Matías Lozano Díaz de León
www.cortandoporlozano.com
cortandoporlozano@.gmail.com


No es sólo porque fue su padre, sino por un genuino y justificado reconocimiento, que Raúl Alba Lozano se ha propuesto, desde hace varios años, que el General Jesús Hernández Alba  (Invirtió arbitrariamente sus apellidos, “porque había muchos Alba dentro del movimiento armado”) reciba un, aunque pequeño homenaje de parte de las autoridades, pero que sería muy significativo que alguna calle de la ciudad lleve su nombre, y sugiere inclusive que pudiese ser la actual “Del Socorro”,  que forma parte del conjunto de calles relacionadas con la Revolución Mexicana, en la cual participó: (20 de Noviembre, Francisco Villa –antiguamente llamada de Darío, cambio que se generó por iniciativa precisamente, del General Divisionario Jesús H. Alba)- y Vázquez del Mercado.


Raúl Alba Lozano
“El redoblar de tambores y la estridencia de las cornetas me hicieron, a mis 8 años de edad, salir corriendo del hogar, pensando que se trataba de alguna parada militar. El estruendo que escuché lo originaba una banda de guerra que desfilaba desde Vázquez del Mercado hacia la que entonces era la calle de Darío, de la populosa colonia de ferrocarrileros, la Gremial, y que a partir de esa fecha se le denominó oficialmente “Calle Francisco Villa”, en honor de quien, con su División del Norte, contribuyó tan grande y decisivamente a la victoria de la Revolución Mexicana, movimiento armado que consolidó la primera revolución social del Siglo XX, que  consagró los derechos sociales en la Constitución.

“Era el año 1945, y así se le rendía homenaje en Aguascalientes al gran guerrillero, mucho antes de que se le reconociera y develara la estatua ecuestre en la capital del país o que sus restos fueran depositados en una de las columnas base del Monumento a la Revolución, junto a los demás próceres de la gesta transformadora mexicana”. (Juan Manuel Rodríguez, 

Juan Manuel Rodríguez
Inclusive, esos terrenos de la calle de El Socorro los adquirió y posteriormente vendió el General Jesús H. Alba, y es hoy una zona habitada.

 Amén de su carrera militar, muy extensa, que hizo siempre al lado del General Francisco Villa,  como Administrador de la División del Norte, el General Jesús H. Alba tuvo a su cargo, según lo muestran las órdenes firmadas por el Centauro del Norte, la confiscación de diversas haciendas y de repartir las tierras entre los campesinos.

Originario del municipio Lagos de Moreno, Jesús Alba Hernández –su nombre original- se trasladó, joven, a Chihuahua, donde trabajó algún tiempo como policía, hasta que no sucedió un hecho que marcaría su vida para siempre: sin más “armas” que su conocimiento de los caballos, y su valor, detuvo una diligencia cuyo tiro iba desbocado. El propietario se interesó en el muchacho y lo quitó de policía, le prestó un local y financió lo necesario para que pusiera una carnicería, y lo proveía de buen ganado y a buen precio.

Un día llegaron Pancho Villa y su padre a ofrecerle ganado, pero se impuso la fidelidad del muchacho a su patrocinador, lo que no impidió el nacimiento de una gran amistad. Cuando “se vino la bola”, Villa lo invitó a su grupo, lo que aceptó, y pidió permiso para ir a despedirse de sus padres a Lagos de Moreno. Villa le dio 15 días de licencia, pero transcurrieron 25 y Jesús no regresaba. Su hermana, una, religiosa, se opuso; El Centauro fue por él, y se lo llevó, siendo siempre hombre de sus confianzas.


El villista Jesús H. Alba, con Alvaro Obregón
En la segunda batalla cerca de Celaya, en el lugar conocido como Hacienda de Las
Trojes, que marcó la derrota de las fuerzas revolucionarias Villa cayó herido, al ser alcanzado su caballo por la metralla: El Gral. Jesús H. Alba, que estaba cerca, lo echó en ancas de su montura y lo trajo hasta Aguascalientes, para evitar su captura por las fuerzas constitucionalistas que personalmente dirigía Álvaro Obregón;  en su casa, en la antigua calle Darío  66 lo curaron y la ropa que traía, tal como se la quitó, fue guardada con mucho celo (y entregada recientemente por Raúl Alba Lozano al Archivo Histórico del Estado, con la finalidad de que fuera exhibida, pero por lo visto, las prendas no fueron entregadas al sitio correcto, y ahí estarán, en una caja, en algún rincón).

Con órdenes de Villa, El General Divisionario Jesús H. Alba tomó varias haciendas en diversos puntos y entregó las tierras a los campesinos, dejando para sí, un solar en la región de El Llano, patrimonio familiar, que no hace mucho se vio amenazado de invasión por un grupo de, irónicamente, ¡agraristas!...


Como ciudadano aguascalentense que fue –aquí estableció su casa desde su ingreso al ejército revolucionario, aquí se casó y formó su hogar- el Gral. Jesús H. Alba prestó  no sólo grandes servicios a la Patria como miembro de Los Dorados de Villa, sino también en el tiempo de la pacificación.

Jesús H. Alba asistió, con la representación de las División del Norte a la reunión en la Presidencia de la República, con Álvaro Obregón, para formalizar la pacificación del país.

Nuestro personaje tuvo en Aguascalientes desavenencias con el gobierno de José María Rodríguez por las que alguna vez fue apresado y llevado a la Cárcel de la calle Colón junto con su hijo Raúl,  y se cree que fue “El Chapo”, quien ordenó que lo asesinaran, lo que ocurrió a principios de 1949, durante una visita que hizo a la ciudad de México par asuntos propios de su condición como presidente de los Veteranos de la Revolución en Aguascalientes.

Las diferencias con “El Chapo” se debieron a que, al acudir por la respuesta a una gestión de empleos para sus representados, “nada pretensiosos” pero que les permitiera obtener algún ingreso,  el gobernador no lo recibió, sólo le mandó decir con la secretaria, que no se había hallado nada para ellos. El General irrumpió en el despacho, para sorpresa de todos y le reclamó su proceder, y Rodríguez ordenó su detención y traslado, junto con su hijo, a la Cárcel del Estado, en la esquina de Colón y la Plaza.

En enero de 1949, al llegar el General al comedor del hotel “Los dos mundos”, un individuo finge tropezar y le “tumba” el sombrero; Jesús H. Alba, paciente, no obstante su condición física, se inclina para recogerlo, acción que aprovecha su atacante para dispararle, y lo hiere en el vientre. Herido de muerte, el General saca su pistola y dispara, matando a quien le pegó y al acompañante  le inutiliza el brazo derecho y lo obliga a huir. Al llegar en la ambulancia al hospital, el General H. Alba ya estaba muerto. Lo primero que se pensó, fue que lo había mandado matar El Chapo Rodríguez. 

Por gestiones de H. Alba, la calle Francisco Villa lleva el nombre del Centauro del Norte. Imponer el nombre del revolucionario a la actual calle "El Socorro", sería volver a "unir" a dos grandes hombres. El asunto está en manos del Ayuntamiento de la capital,  en gran y favorable avance, hasta donde sabemos. 

Raúl Alba Lozano tiene su propia historia de servicio a la ciudadanía de Aguascalientes, él promovió la creación de la que sería Colonia CNOP, con familias que vivían entre y sobre los árboles de la mezquitera La Pona, el primer asentamiento de las colonias “Las 7 Hermanas”, que ahora son muchas más. Hoy, a poco días de que cumplió ¡90 años!, espera paciente y “y con la confianza puesta en Dios”, el homenaje para su padre. 



De Izq. A Der., Alfredo Barba Chávez (Abacha), Prof. Raymundo Romero Frías, Héctor de León (+)-, Matías Lozano Díaz de León; el anfitrión, don Raúl Alba Lozano, Sergio Candelas Villalba (+), Juan Manuel Rodríguez y Alfonso, cariñosamente llamado “El Jetón”. El fotógrafo lo fue el Lic. Javier Vargas Franco, en una visita a “ las tunas” al rancho “Los Vergeles”.


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