BANNER

La imagen fue elaborada en 1521



De Virgen de la Limpia Concepción a 

Virgen de San Juan de los Lagos





El milagro que dio origen a una sorprendente devoción 

La imagen, de caña de maíz, fue hecha por artesanos de Michoacán 

Matías LOZANO DIAZ DE LEON


Actualmente, por los avances tecnológicos, ya no es necesario viajar a San Juan de los Lagos para conocer el origen de la devoción tan sorprendente que se mantiene al paso de los años, y que se incrementa además, por la transmisión de la tradición y de la fe, de generación en generación.

Pero no es lo mismo escuchar la historia del Primer Milagro a distancia, que en el propio recinto que es el Santuario de la Virgen de San Juan.

La imagen milagrosa de la Virgen de San  Juan está  hecha  de caña de maíz trabajada  por  manos artesanas de indios Tarascos de Michoacán realizada en el siglo XVI, mide no más de 50 cm. de altura y representa a la Santísima Virgen de pie con sus manitas juntas ante el pecho, ya que su título es el de la limpia Concepción, vestida con el manto azul estrellado, y tiene una media luna a sus pies; su rostro y manos fueron retocados en el año de 1623.

Tiene el rostro ovalado e inclinado un poco, los ojos son en color negro y rasgados, su nariz es afilada  y perfecta, su boca tiene los labios cerrados; el color de su cara se ha vuelto blanquecino por el paso de los años.

A su espalda se encuentra un semicírculo que es sostenido por dos angelitos desnudos y alados que sostienen una cinta que se desenvuelve alrededor de su cabeza, la cual  es de esmalte azul  y tiene grabada la inscripción:  "Mater inmaculata  Ora Pro Nobis".

Cuentan que la imagen de la Limpia Concepción, que fue nombre original, fue hecha en el año 1521 y que regalada por el misionero fray Miguel de Bolonia a los indios residentes en lo que ahora es San Juan de los Lagos, por lo que más tarde toma el nombre del  lugar; desde entonces es llamada "Nuestra Señora de San Juan de los Lagos", que se adueñó de la fe de muchos millones de personas desde que se dio a conocer su primer milagro. 

Asientan  las más altas autoridades eclesiásticas que se han ocupado de referir la vida de la  santísima  Imagen, que al paso de los años comenzó a deteriorarse, por lo que alguien aconsejó que fuera guardada en otro lugar del templo.  Aunque dice la  misteriosa  leyenda   que  la  rodea, que cada vez que era bajada a la sacristía, al día siguiente aparecía en el altar mayor. 

El primer  milagro de la Virgen de San Juan

El primer milagro ocurrió cuando resucito a la hija de un volatinero que  al practicar un acto circense cayo atravesada por estacas y murió instantáneamente; la viejecita cuidadora del templo, de nombre Ana Lucía, quien  le tenía mucha fe por los favores que de Ella había recibido sin que se hiciera público, puso la imagen sobre el pecho de la niña amortajada y resucitó. La familia de la criatura pregonó el hecho y así empezó la tradición de visitar a la milagrosa imagen.

En 1634 se inició la construcción de una pequeña capilla de material sobre la existente, ordenada por don Juan Contreras Fuerte, para proteger a la imagen y los objetos que los feligreses traían de ofrenda, terminando la capilla en el año de 1641.

El obispo Francisco Verdín de Molina, dispuso que la imagen fuera venerada bajo la advocación de la "Inmaculada Concepción", por eso es festejada el 8 de diciembre.
En 1634 se hizo la primera réplica de la imagen, ya que era tan solicitada en los alrededores; era una escultura muy parecida, a la cual se le llamó Virgen Peregrina, pues  la llevaban en sus recorridos por aldeas y ranchos.

Años después se hizo una segunda réplica, pues aumentaba la demanda de los fieles que querían verla en sus comunidades y por todo el país.

 Años después, en 1575, Francisco Guadalupe Portillo, Obispo de Honduras, mandó hacer el primer troquel con el que se fabricaron medallas con la imagen de la virgen, Esto data en el año de 1715.

Fue el Papa Pío X quien aprobó que la imagen fuera a coronada. La licencia respectiva se recibió en Guadalajara el 29, de enero de 1904, y la coronación se realizó el 15 de Agosto de ese mismo año.

No se conoce la fecha exacta ni el nombre de la niña del primer milagro, pero según los testigos oculares, cuando llevaron la niña a la pequeña capilla de adobe y techo de paja, y se disponían a enterrarla, una indígena llamada Ana Lucía, esposa de Pedro Andrés, el encargado de la capilla, colocó la imagen de la Virgen sobre el cuerpo muerto de la niña, devolviéndole la vida. Ana Lucía, anciana de unos 70 años, les había dicho que la Cihuapilli("Señora") la curaría; y sacó la imagen de uno de los dos cuartitos, que servía de sacristía y la colocó sobre el pecho de la niña, y al poco rato la vieron moverse, le cortaron las ligaduras de la mortaja y la niña se levantó “buenisana”.

Ana Lucía explicó que se le ocurrió acudir a la imagen de la Señora porque cuando de madrugada llegaba a barrer la capilla, la imagen ya estaba sobre la peana del altar, puesta por sí o por los ángeles, y ella la tomaba y la volvía a la sacristía, donde la habían puesto porque estaba afeada por el tiempo y apolillada y la habían reemplazado en el altar con otra imagen de nuestra Señora.

El volantinero pidió que le permitieran mandarla retocar en agradecimiento; cuando llegó a Guadalajara, llegaron unos jóvenes a donde se hospedó, y preguntaron si había alguna pintura o escultura qué arreglar, pues a eso se dedicaban; él les entregó la imagen esa misma noche; al día siguiente, muy de madrugada la entregaron ya arreglada y desaparecieron antes de que el volantinero pudiera verlos o los del lugar darles el recado de esperar a aquél. Cuando la trajo a San Juan, contó lo sucedido; y los indios la pusieron en el altar donde amanecía todos los días.

Este acontecimiento cambió para siempre la vida de San Juan. La muerte de la niña y el dolor de sus padres -españoles- había conmovido a los indios, y en cierto modo había unido dos razas; y si el dolor los había reconciliado, el milagro los hermanó; diez años después, el 3 de julio de 1633, la Real Audiencia autorizó a familias españolas poblar el lugar que fue llamado "Villa" de San Juan de los Lagos (el Congreso del Estado la elevaría al rango de ciudad hasta el 30 de octubre de 1869).

El año 1634 el obispo de Guadalajara, Leonel Cervantes de Carvajal, ordenó una investigación juramentada de los hechos. Los testigos oculares declararon ante el capellán Pbro. Juan Contreras Fuerte, que recogió también el informe del párroco de Jalostotitlán, Diego Camarena, que conoció personalmente a la india Ana Lucía. El Pbro. Juan Contreras encontró una ermita de veinte por ocho varas, cubierta de paja, con dos pequeños locales; la imagen estaba en una como cajita, que servía de tabernáculo; en sus puertitas estaban pintados San Joaquín y Santa Ana.

La devoción a la imagen se ha extendido particularmente por el centro del país, pero vienen personas del norte y hasta del extranjero. Sin duda las más concurridas son las de la Candelario, pero son igualmente multitudinarias las del 15 de agosto y las del 8 de diciembre. En los últimos años toman cada vez más fuerza semana santa, navidad y fin de año.

La gente suele traer objetos para dejar como testimonio de los "favores" recibidos por intercesión de María. En los puestos aledaños compran exvotos religiosos, como imágenes o veladoras, que luego llevan a bendecir. Una buena cantidad de peregrinos entra de rodillas, procura confesarse y comulgar. Desde luego, aprovecha para pedir nuevas gracias y hace el propósito de volver a San Juan.



Publicar un comentario

0 Comentarios