Poema de Delfíno Sánchez Juárez, Bisnieto directo de Benito
Juárez y embajador de México en Rusia, Yogoeslavia, Argentina Panamá y otros país. Vivió mucho la charrería y dejó
para la posteriordad infinidad de poemas. Este es uno de ellos, dedicado a don
Clemente González –de los grandes charros de Aguascalientes- y a quienes ya
peinan canas y que pronto serán abuelos.
Por Matías Lozano Díaz de León
www.cortandoporlozano.com
Por Matías Lozano Díaz de León
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Empieza a envejecer
Es cuando se piensa
Quien va a seguir
Dándole lustre al apellido.
Es cuando con jarana de pelo
Y espuelas coleadoras
Llega un nuevo retoño
En la familia.
Es cuando aparece Mi Nieto.
Cuando puedas leer este mensaje,
Es posible que yo ya me haya ido;
Pero me habré llevado en ese viaje
El brillo de tus ojo y el sonido
de tu inocente voz como equipaje.
El que al verte nacer cambió de estado,
El que con chaparreras y sombrero
Va montando el caballo colorado
De la pintura grande del sillero.
No es gesto de altanera bizarría
Si clavo mi mirada en lontananza,
Es tan sólo una llama de alegría
Porque antes de morir llegara el día
De revivir con sangre mi esperanza.
Esa sangre bravía la heredara del padre
Del padre de mi padre y de mi abuelo,
Supo mirar la vida sin recelos
Y hoy comienza en ti nueva jornada.
No busques ni oro o plata ni escarceo (¿)
Lo que heredé, en tu
manita cabe.
Te dejo algo mejor; la dulce y suave
Hombría de bien que me forjó en su escuela
Y mantendrá mi vida hasta que acabe.
Cuando puedas usar mis chaparreras;
Cuando te queden justas mis arciones,
Cuando mis espuelas pisando tus talones
Marquen compás en tardes domingueras
De un jarabe con giros retozones;
Cuando en tu joven labio apunte el voto,
Domines el vigor de un cuaco entero,
Y entres como señor al coleadero
Y rubores esconda algún rebozo,
Porque te vieron bravo y caballero,
Entonces, sólo entonces, de mis sillas
Podrás seleccionar la que te guste.
No pienses en bordados y en hebillas;
A la hora de elegir, elige el fuste
Que puedas dominar con tus canillas.
Ante el mundo que admira su figura;
Ha de llevar seguro, no altanero,
En la silla un machete, fino acero,
Y la mejor pistola en su cintura.
Uno y otra no deben ser motivo
Para sentirse fuerte y dominante;
Si eres fuerte, se humilde, no agresivo.
Si buscas amistad, sé comprensivo.
Si sabes dominar, sé tolerante.
Austreberto Aragón, viejo espadero
Templó las hojas y grabó el letrero
De todos mis machetes:
Con cualquiera podrás formar un círculo de acero;
Imítalo, mañana, sé como ellos:
Limpio, resplandeciente
en la contienda
Encegueciendo al palco sus destellos,
No doblándote nunca ante ellos
Y no hiriendo sin causa que te ofenda.
Y cuando mi pistola esté en tus manos
No la saques sin causa ni razones;
Está limpia de sangre. En ocasiones
Es mejor despreciar a los enanos
Que enterrar en sus tumbas sus baldones.
Yo ya no lo veré; pero es mi anhelo
Que en fiesta nacional, como es costumbre
Con tu mirada retadora al cielo,
Vibre al verte pasar la muchedumbre,
Cabalgando... ¡en la silla de tu abuelo!
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