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Adiós, don Miguel Aranda |
Murió don Miguel Aranda Medrano
En los Talleres del FC Tuvo
Villa su “Casa de Moneda”
Parte
III y última
*.-La
Cantina El Negrito fue antecesora de El Tivoli
*.-Apostó
a su mujer en la “jugada” ¡y la perdió
*.-"La
casa siempre gana"
Por Miguel Angel Castañeda –“Sandrini”- y
Matías Lozano
Díaz de León
(Durante la estancia de
Francisco Villa en Aguascalientes, en ocasión de la Convención Revolucionaria, etapa de la
vida de la entidad en la que incluso lo tuvo como gobernador, el Centauro del
Norte requirió disponer de dinero “contante y sonante”, necesidad que le fue
satisfecha en los talleres del Ferrocarril, en los que, por la habilidad de sus
trabajadores, se podía hacer prácticamente todo. De ese modo fue que Francisco
Villa tuvo en los talleres locales, su propia “casa de moneda”, pero para ello
no hubiera bastado la existencia de los talleres, sin la presencia de don
Arnulfo Aranda, oriundo del estado de Guanajuato avecindado en esta ciudad,
padre de nuestro entrevistado, Miguel Aranda Medrano, recientemente fallecido,
al igual que Miguel Angel Castañeda)
-¿Qué recuerdas de mi tío
Luis Medina, que tenía la cantina el Teocali? Don Chava, el de La Chatita, la
famosa lonchería de La Estación, también trabajó con él –pregunta Miguel Ángel
–Sandrini- Castañeda, a Miguel Aranda Medrano.
-Era un señor que era muy
jugador a la baraja. Puso en la calle de Lerdo una piquera, chiquilla. El me
dio trabajo, yo fui cantinero en esa piquera. Don Luis Medina estaba enfermo de
los ojos, siempre traía lentes oscuros. Yo trabajé ahí con él unos cuatro
meses, porque ahí caían, digamos, ferrocarrileros que se echaban la de comer y
él no tenía tiempo de estar al pendiente, pero yo sabía que él iba a jugar con
el Naco y otros allá por el mercado. Era muy jugador, y era hasta pariente
retirado de nosotros –dice don Miguel, para sorpresa de Miguel Angel Castañeda.
–Por los Medina –continúa.
El apellido de los Medrano se
extendió tanto, a tal grado que perdí ya la relación de quienes son mis
parientes. Pero Rodrigo Medrano –del Hotel Medrano- era primo hermano de mi
mamá. Hay otro, Ramón Medrano. Otros, Alfredo –recién fallecido- y Roberto
Medrano, también, primos hermanos míos. Alfredo tenía el rancho “La Cotorina”.
El papá de ellos, mi tío “Tanilo” –Estanislao- era hermano de mi mamá, tenía un
rancho muy famoso, se llamaba Los Arellano; y Alfredo compró otros ranchos
adyacentes a la propiedad de mi tío, como Cotorina y El Mosco.
-Era muy famoso, muy rico, mi
tío Estanislao. Yo desciendo de familias
de ricos por el lado de mi mamá. Uno de los fundadores de las cantinas
aquí, en Aguascalientes, fue Eliseo Medrano. Ya de mayores iba yo con mi cuñado
a tomar la copa al “Texas”, que así era el nombre de la cantina.
-“El Texas sigue, está en la
calle Juárez, pero estaba en la estación, según refiere mi compadre Alfonso”
–señala Sandrini.
Rpp.- ¿Cómo se llamaba la cantina de la calle
Lerdo?
-No tenía nombre –señala don
Miguel Aranda. -Pero don Luis era muy jugador. Yo me acuerdo, una vez… cuando
él llegaba, me mandaba a cualquier cosa: a comprarle cigarros o a preguntar
cuándo le mandaban el mezcal, porque vendía puro mezcal, pero sobre todo, lo
hacía para que me ausentara de la cantina. Un día regresé muy pronto y entré,
de repente, y lo vi contando unos alteros de billetes. En cuanto me vio los
guardó. Hasta después supe por qué manejaba tanto dinero; porque la piquera no
daba tanto.
-Ahí había una casa de juego
muy grande, clandestina, eran “encerronas” hasta el amanecer.
Rpp.- -¿Qué lugar era aquel?
-Era la cantina “El Negrito”
–señala Miguel Ángel Castañeda. –Está en la calle 5 de Mayo. En la parte de arriba había un salón de
juego. Por cierto, le voy a platicar algo, no se si ya lo sepan. Luis Medina
tenía una mujer muy bonita, y era tan jugador, que jugó a la mujer con el Naco
y el Naco se la ganó.
-“Sí, doña Natalia –confirma
Miguel Ángel Castañeda. -A mí me lo contó un amigo, Javier Romo, hermano de don
Rito y de Chava, que también tenían carnicerías –complementa “Sandrini”, y agrega:
-“Lo que no asimilo es, cómo esa mujer se fue con el Naco con tanta facilidad”
.
–Te voy a decir una cosa
–dijo don Miguel Aranda-: el que tiene más saliva, come más pinole, y la mujer,
de por sí es frágil ante el dinero. No sé en que forma hubo el arreglo, y se
fue con El Naco. Yo creo que fue un acuerdo entre ella también.
Rpp.- También sería
interesante saber por cuánto la perdió.
Miguel Ángel Castañeda trata
de hallar una explicación –que no justificación- a una acción como la de Luis
Medina, que apostó a su mujer, y lo atribuye a la adicción al juego, que es
equiparable a una enfermedad, con la que se pierde la dignidad y se olvidan los
principios.
-Yo te voy a hablar con honor
a la verdad, tocayo –dice Miguel Aranda-; No nomás en las películas se ve eso,
también en la vida real. Hay mucha conveniencia entre los humanos, y somos
débiles. Somos débiles. Nos tienta el olor del dinero, y cuando hay dinero de
por medio, hace caer hasta a los más justos.
-¿Ya tenía El Casino El Naco?
-Cuando yo tenía 15 años
–continúa don Miguel Aranda-, El Naco ya tenía la “jugada”, pero en la calle 5
de Mayo. Después tuvo la “partida” en
las fiestas de abril.
-¿En dónde la tuve
primeramente?
-En el Negrito.
Rpp.- Entonces, cuando empezó
con El Tívoli, lo único que hizo fue “oficializar” le jugada…
-Sí, así lo hizo. Era muy
famoso por la jugada”.

-Les voy a platicar la
trayectoria de Luis Medina; no se si lo supieron o lo sabrán con el tiempo.
Había un muchacho güero que trabajaba en el Ferrocarril y también era empleado
de don Luis, y lo mató Luis, le dio un balazo en la nuca, un día que lo
encontró en la calle paseando con una mujer, quien a su vez era amante del Mocho Nicolás
(*1), una mujer muy bonita.
-Lo que quizá no sepas tú
–dice Miguel Ángel Castañeda a su tocayo don Miguel Aranda-, es que cuando Luis
Medina estuvo en la cárcel, por la muerte de ese muchacho, quien lo ayudó para
que saliera pronto fue Lázaro Cárdenas. Medina fue Capitán del Ejército. Se
comentaba que durante la revolución, peleando en bandos contrarios, la gente al
mando de Luis Medina hizo prisionero a Lázaro Cárdenas, y Medina le perdonó la
vida. Eso lo sé, porque Luis Medina era
mi tío –subraya Miguel Ángel Castañeda-; fue padrino de confirmación de mi hermano
Ricardo.
(*) “El Mocho” Nicolás –dice
José Quevedo Alvarado “El Galante”- era un ferrocarrilero prestamista, que fue
el primero que en Aguascalientes prestó el servicio de transporte urbano de
pasajeros, con un camioncito- que aparece en una foto que el mismo Galante nos
proporcionó- que le quitó a una persona que no tuvo para pagarle los intereses.
*.- La cantina “El Negrito” ya
desapareció, sus últimos propietarios fueron los dueños del restaurante El
Campeador, según investigamos. Ya habrá ocasión para recordar ese caso.
(Descansen en paz, don Miguel Aranda Medrano y Miguel Angel -"Sandrini"- Castañeda)
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