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Reflexión Dominical Padre Gandhi

Muy buenos días mi querida familia.







Domingo VII del tiempo ordinario ciclo A.

En la primera lectura del libro del Levítico, Yahvé le pide a Moisés que exhorte a la asamblea de Israel: “Habla a la asamblea de los hijos de Israel y diles: Sean santos, porque yo, el Señor, soy santo”. Y el texto del evangelista Mateo va mucho más lejos pues allí el Señor señala cumbres insospechadas: “Ustedes, pues, sean perfectos como su Padre celestial es perfecto”.

Según el libro del Levítico, esta invitación a la santidad se pone en práctica construyendo la vida sobre el amor: “Ama a tu prójimo como a ti mismo. Yo soy el Señor”. Nos sorprende la sencillez y la profundidad de la propuesta. Cuando meditamos sobre la santidad, no debemos imaginarnos prácticas exóticas ni estilos de vida heroicos. Todos los cristianos estamos llamados a la santidad asumiendo con amor y responsabilidad nuestras tareas cotidianas en la familia, en el trabajo, en la vida ciudadana, en la comunidad eclesial. Se trata de buscar y hallar a Dios en todas las cosas.

En su Carta a los Corintios, san Pablo nos ofrece una imagen muy inspiradora para avanzar por este camino de la santidad y la perfección: somos templos de Dios. “Hermanos: ¿No saben ustedes que son el templo de Dios y que el Espíritu de Dios habita en ustedes? Quien destruye el templo de Dios, será destruido por Dios, porque el templo de Dios es santo y ustedes son ese templo”.

Cuando san Pablo nos dice que “el templo de Dios es santo y ustedes son ese templo”, da un vigoroso mensaje sobre la dignidad del ser humano, la sacralidad de la vida, el respeto a uno mismo y a los demás.

Hablando del respeto al otro, Jesús en el evangelio nos habla de la ley del talión: "Ustedes han oído que se dijo: Ojo por ojo, diente por diente; pero yo les digo que no hagan resistencia al hombre malo...”

El término talión proviene de talis, que en latín significa igual o semejante, y establecía un principio de proporcionalidad: a tal ofensa le corresponde tal reacción o castigo equivalente. La Ley del Talión, enunciada en el Código de Hammurabi, legislador caldeo y sexto rey de Babilonia, fallecido en el año 1750 AC, constituyó una limitación a la venganza desmesurada.

Pero Jesús va más allá al proponer un comportamiento que supere toda forma de venganza para terminar con la espiral de la violencia, que va creciendo a medida que se devuelve mal por mal y sólo puede parar mediante un comportamiento que se identifique con el del mismo Dios, de quien dice el Salmo responsorial: El Señor es compasivo y misericordioso, lento a la ira y rico en clemencia; no nos trata como merecen nuestros pecados ni nos paga según nuestras culpas.

Mi querida familia jesús nos presenta un camino de santidad en el amor incondicional a nuestros hermanos especialmente aquellos que nos hacen el mal.

Buona domenica dell Signore. Dio con noi.

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