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Los Universitarios Crucial año de la UAA

Los universitarios

Crucial año en

 la UAA


Héctor de León

En más de cuatro décadas, la Universidad Autónoma de Aguascalientes ha sido guiada por nueve administraciones rectorales y las cuentas que se han presentado, con algunos  altibajos detectables, se puede afirmar que los resultados han sido más que satisfactorios. No existe ninguna fórmula secreta: los efectos óptimos no se deben todo precisamente a los cuadros directivos, y sí al trabajo desplegado por los distintos entes que conforman una comunidad universitaria, que si bien es cierto ha cambiado generacionalmente, el éxito se debe también a que se ha creado una mística institucional, es decir, los universitarios llevan bien puesta la camiseta de la UAA.

Como corresponde a lo establecido por la legislación universitaria, los rectores tienen la obligación de rendir un informe anual del estado que guarda la Universidad con objeto de que lo conozcan los universitarios y la sociedad en general, porque hablamos de una institución pública que recibe los sustentos económicos preferentemente del gobierno federal –un 67 por ciento-, del gobierno estatal –un 25 por ciento, y el resto, proviene de manera importante de ingresos propios. Sí no fuera por estas aportaciones públicas, desde hace tiempo que la Universidad habría caído en el grupo de instituciones de educación superior que navegan en la mediocridad y la falta de transparencia.

Desde luego que la UAA está situada en una posición privilegiada, por su calidad académica, en el concierto de las buenas universidades públicas mexicanas, no en cuanto a posiciones de supuestos “rankings” nada objetivos. Como lo han dicho los expertos en educación superior, la mejor medida se da en base a las aportaciones de las universidades en beneficio del entorno social y en el desempeño de sus egresados. Más de 30 mil profesionistas de la UAA dan la gran muestra de lo que es sumarse al progreso de Aguascalientes y sus alrededores.

Mañana conoceremos de voz del rector Mario Andrade Cervantes, la situación general en que se encuentra la máxima casa de estudios, y lo más significado, la programación de lo que tendrá que hacerse en el último año de su gestión administrativa. Para no ir muy lejos, es conocido por todos, que Aguascalientes tendrá un año definitorio en cuanto a los cambios que habrán de sucederse en el poder público, a los que habrá de sumarse el relevo de los directivos de la UAA.

Lo que importa en el futuro inmediato, no son las grillas que al parecer tienen el carácter de irrenunciables dentro del entorno político y en la propia Universidad, sino sumar acciones en aras de alcanzar otros niveles de progreso. Lo evidente hasta el quinto año de la Rectoría de Mario Andrade, es el crecimiento de la Universidad en el plano físico y académico. Se alcanzaron la mayoría de objetivos, otros quedan pendientes, lo que obliga a redoblar esfuerzos, sobre todo cuando se auguran tiempos de dificultades económicas en el concierto nacional.
Cuidado, porque también será un año de desbandadas de aquellos que ya mostraron ser chapulines o que tienen otros intereses lejos de los proyectos institucionales. Cuidado, porque en el Estado y en la Universidad, ya comienzan a enseñar el cobre los falsos profetas. (hmdeleon@terra.com.mx)

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