Los Universitarios
Zacatecas y recuerdos de Sergio Candelas
Héctor de León

Este jueves pasado, hice un último recorrido por el corazón de la ciudad, acompañado por el espíritu de Sergio, que a regañadientes tuvo que hacerse presente en el homenaje que le rindió el Gobierno del Estado. Sin medir tiempo ni distancias caminé con la guía y recuerdo de Sergio por la Catedral, Palacio de Gobierno, Teatro Calderón, y esos esplendorosos callejones que guardan ecos milenarios. El lugar para la invocación de Sergio en la tarde de su homenaje, fue en el primer patio del Museo Zacatecano. A la diestra y siniestra del presídium fueron colocadas sendas imágenes de Sergio, una sonriente en su madurez, y la otra una caricatura que reflejaba el bagaje de un periodista completo, en toda la extensión de la palabra, como lo fue Sergio. Los mensajes que ahí se dieron se quedaron cortos en la descripción de su perfil humano y profesional. Sergio era contrario a homenajes, cuando ni siquiera podría pensar en uno especialmente diseñado para él. No podría ser de otra forma, porque zacatecanos y aguascalentenses tenemos que disminuir la deuda que queda pendiente con Sergio. Si en vida no necesitó de homenajes, hoy convertido en un espíritu más libre, mucho menos. A pesar de todo, este reconocimiento que se le hizo en su tierra, fue como un soplo de energía amistosa para Sergio, así haya propiciado también que a varios de los asistentes se les rodaran una que otra lágrima, de dolor por su ausencia, y a la vez, como recuerdo grato de su amistad y compañerismo. Las lágrimas son para calmar nuestro espíritu y no olvidar nuestra condición humana, finita. Sergio, su espíritu, pervive para siempre en sus dos espacios físicos preferidos: su Zacatecas y su Aguascalientes. Que este homenaje dé más tranquilidad a doña Elvira, su amada esposa, y a sus hijos Sergio y Magali. Por Sergio, hoy aprecio y valoro más a Zacatecas… (hmdeleon@terra.com.mx)
0 Comentarios