Un recuerdo de Alfredo Morales Shaadi
Héctor de León
La imagen de Alfredo que conservo es cuando con dos o tres amigos más, corrían la legua en la vieja pista atlética del viejo y desaparecido Estadio Municipal. Entre las actividades más relevantes que desempeñó, lo fueron practicar el deporte y promoverlo entre los jóvenes. En un lugar especial de su corazón queda la entrega a la familia y a sus amigos; poseía el más amplio sentido de la amistad y por ello se granjeó el cariño de muchos de ellos. Tenía además un aprecio especial por los animales, de los cuales se hizo un defensor a ultranza. Como un contrasentido, la fiesta brava también ocupó un lugar especialísimo en su andar por este mundo y por la vida. Otra pasión: los coches antiguos. Le conocí poco, pero en los contados encuentros, fue un caballero, siempre respetuoso del prestigio que había alcanzado la Universidad Autónoma de Aguascalientes, lugar al que asistió a los diversos eventos a los que era invitado. Conocía e identificaba perfectamente bien a los pioneros y protagonistas que construyeron a la Universidad y, por igual, sentía un aprecio muy particular por la ciudad de Aguascalientes y su gente, especialmente por aquellos que algo tenían que ver con la fiesta brava; con discreción, apoyó a varios que aspiraban a ser figuras del toreo, y otros jóvenes que se esforzaban por sobresalir y triunfar en el deporte. Lo triste y lo desafortunado es que Alfredo ya no está entre nosotros. Se fue cuando Dios lo dispuso y luchando hasta el último momento. Nada podía derrotarlo y por eso su batalla diaria contra el terrible mal del cáncer. Por meses, de octubre a diciembre, estuvo internado en el Hospital “Miguel Hidalgo”, y cuando parecía que ahí terminaba su historia, gracias a su voluntad, pero sobre todo, a la excelente atención médica, y desde luego, con la autorización del Señor de Arriba, Alfredo pudo salir adelante. Fue un hecho milagroso. En la primera oportunidad, Alfredo fue agradecido: “Sean estas palabras el inicio de una serie de agradecimientos a tantas personas que me apoyaron en este momento tan complicado de salud que he vivido. Eran pocas las posibilidades de vida y después de meses y varias operaciones, dejé el hospital. Ahora a seguir las quimioterapias. Un abrazo a todos”. A mitad de junio, coincidí con Alfredo en el Hospital “Miguel Hidalgo”. En una primera mirada, no le reconocí. Le hacían unos estudios en el área de medicina nuclear, y a pesar de los pronósticos en contra de su salud, Alfredo se resistía y luchaba con todas sus fuerzas en contra del terrible mal. Me saludó con la cortesía que le era característica y me preguntó que cómo funcionaba la Universidad. Fueron aproximadamente quince minutos, y en ese tiempo no dejó de hablar de sus proyectos inmediatos, de pláticas motivacionales y transmitir sus experiencias de vida. Con una clara conciencia de su estado de salud, el señalaba que lidiaba con todo para salir adelante, con una férrea voluntad digna de admirarse. Hablaba del hoy, de los momentos de vida que se le habían permitido, sin importar cirugías, quimioterapias, y todo lo que se le hacía para vencer al cáncer. Con el apoyo de su inseparable Ramón, se acomodó en su silla de ruedas y hablaba y hablaba del significado de la vida, de no dejarse vencer por ninguna enfermedad. No podía creer que aquel deportista ejemplar, alto, fuerte, fuera acribillado por el cáncer, pero así es este transitar por el mundo. Alfredo tuvo la gran oportunidad de manejar el deporte aguascalentense durante las administraciones de Felipe González y Luis Armando Reynoso, y desde luego que no quedó del todo satisfecho por lo que se hizo, al fin y al cabo las decisiones últimas se toman en la cúspide, así no se tenga la menor idea de que el deporte es una parte fundamental en la vida de los seres humanos, y por ello merece un trato especial. Alfredo se fue con la convicción del deber cumplido, esa íntima satisfacción que hace que la vida valga la pena. Hoy, figuradamente, le veo corriendo la legua, como lo hizo en la mejor época de su vida… (hmdeleon terra.com.mx)
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