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Los Universitarios Rigoberto Bernal y la UAA



Héctor de León 

Héctor de León
En los inicios de la década de los setenta se dio la oportunidad de asumir una postura entre los preparatorianos de entonces: o se estaba a favor de un cambio radical del Instituto Autónomo de Ciencias y Tecnología (IACT), de elevarlo al rango de una Universidad moderna, o llevarlo paulatinamente a que se fraguara en una Universidad de corte tradicional. La mayoría de preparatorianos, maestros y alumnos, se pronunciaron por la primera opción, y con la fuerza de la sociedad aguascalentense, se estrechó un proyecto novedoso que cristalizó, en un periodo muy corto, en construir a una de las mejores universidades públicas de México: la Universidad Autónoma de Aguascalientes.

En esa época de definiciones, salió avante el grupo transformador que seguía el liderazgo de Humberto Martínez de León, que al paso de un corto periodo habría de quedar registrado como el último rector del Instituto de Ciencias y primer rector de la UAA. Una de sus primeras responsabilidades de la autoridad fue el conformar un equipo de trabajo que se identificara con ese espíritu renovador de la casa de estudios y asumiera un papel protagónico en el rumbo de la naciente Universidad.

Las circunstancias favorecieron a un grupo de maestros y alumnos que de pronto se vieron, como miembros del Consejo Directivo –máximo órgano colegiado del IACT-, ante la responsabilidad histórica de aprobar el cambio de Instituto a Universidad. La decisión de los 21 consejeros fue unánime aquella tarde noche del 19 de junio de 1973: nacería la primera Universidad en Aguascalientes. Un joven abogado se convirtió, a partir de entonces, en un impulsor del nuevo proyecto. Se trataba de Rigoberto Bernal de la Rosa, que años antes había cursado su preparatoria en el Instituto y habría de seguir sus estudios profesionales en la Universidad Autónoma de San Luis Potosí.


En ese entonces, Rigoberto empujó jovialmente el cambio que también habría de darse en el nivel de Secundaria y Preparatoria. Se identificaba fácilmente con los jóvenes estudiantes y con los maestros de distintas épocas. Su cariño por la Preparatoria del Instituto le hizo ganar a pulso el cargo de segundo decano del Centro de Enseñanza Media. La Prepa -que se le conocía más como de Petróleos-, elevó su calidad académica y creció la responsabilidad del alumnado. La naciente Universidad arrastraba no sólo a la Prepa, sino a todo Aguascalientes hacia nuevos horizontes de progreso.

Rigo cumplió un excelente papel como universitario y como amigo de alumnos y profesores. Le perdí la pista por años. Hace aproximadamente un año le saludé y le invité a participar con un ensayo sobre la Prepa que le tocó dirigir. Me respondió: “Con mucho gusto, siempre y cuando respetes todo lo que voy a escribir, al cabo yo me hago responsable de lo que diga”. Después se refugió en su propio silencio, pero muchos le recordamos como un amigo excelente, amistoso con todo mundo. Siempre con una sonrisa a flor de piel y siempre con palabras de aliento hacia los jóvenes… ¡Ufff, qué tiempos aquellos y qué montón de recuerdos! (hmdeleonterra.com.mx)


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