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En la Opinión de Mario Mora Legaspi 🖊️


Los periodistas de ayer (LXIX)

De esta manera, Ramiro Luévano López, editor y propietario del diario Página 24 y del bisemanario Tribuna Libre, buscó competir la información policiaca a través de la radio, concretamente restarle auditorio a Patrulla 790 de Radio Grupo y Código Rojo de Radio Universal. 

Y nadie mejor que Alfonso Morales Castorena, periodista avezado en la fuente policiaca y que años atrás había sido uno de los conductores de Patrulla 790. La emisión era de lunes a viernes, también de 4 a 5 de la tarde, a la misma hora de Patrulla 790 y de Código Rojo. En ese entonces los conductores de Patrulla eran y todavía son, aunque les andan metiendo zancadilla y jugando chueco, Juan Luis Díaz y Lorena Treviño Bedolla, y los de Código Rojo eran César Rojo y Edgar Labra. Ambos programas competían de manera leal y se disputaban el favor de la audiencia. 

Y Ramiro Luévano López compró una hora de espacio en Radio ACIR para dar la pelea a aquellos dos informativos. 

Gracias a la experiencia, capacidad y facilidad de lenguaje de Alfonso Morales Castorena logró colocarse en el gusto del público y ganar algo de auditorio, lo que era realmente un acierto y un triunfo. 

Pero el gusto duró realmente poco, pues a los pocos años se presentaron diversos contratiempos que obligaron a suspender el programa y sacarlo del aire. 

Alfonso Morales siguió como reportero de la fuente policiaca para el diario Página 24 hasta tramitar su jubilación. Ahora vive de su pensión, pero con deseos de seguir trabajando, pues los periodistas y reporteros de verdad lo serán siempre, hasta el último día de su vida. 

Algunas personas me han preguntado por qué recuerdo a los colegas de ayer, muchos ya retirados o todavía en activo, pero la mayoría ya abandonó este plano terrenal. 

Lo hago por rendirles homenaje a su memoria y trayectoria, pues todas y todos cumplieron con la misión de informar a la opinión pública, en la medida de sus posibilidades y capacidades. Y es triste ver que muchos y muchas colegas que ya fallecieron pasan al olvido, porque la vida es así. Incluso ya pocos o nadie recuerda a aquellos periodistas y reporteros que se encuentran en el retiro. El periodismo es fascinante, el mejor oficio del mundo, como decía el periodista y escritor colombiano Gabriel García Márquez, Premio Nobel de Literatura, pero agregaría un servidor que también está lleno de ingratitudes. 

En este tenor, quiero rendir homenaje al desaparecido periodista, poeta y escritor Ezequiel Estrada Pérez, quien por varias décadas editó la revista Aries, donde colaboraron grandes personajes de las letras y periodistas de renombre. 

Recordamos a don Ezequiel, siempre muy pulcro y de traje, quien tenía su domicilio por la privada Enrique M. Del Valle, en el populoso y tradicional barrio de La Purísima. 

Orgulloso cargaba una decena de ejemplares de su revista, cuando salía publicada, para obsequiar un ejemplar a sus conocidos y allegados. 

Don Ezequiel Estrada Pérez realizó un gran trabajo de investigación periodística al publicar un compendio de todos aquellos hombres y mujeres de empresa que forjaron el Aguascalientes de hoy. En verdad, fue un excelente trabajo, pues a través de sus escritos nos dio a conocer la vida y obra de destacados personajes de la vida de Aguascalientes, de la talla de Jesús María Romo, Jesús Rivera Franco, Carlos Villanueva, Carolina García de Villanueva y muchos otras y otros que dieron lustre a nuestra patria chica. 

Otro gran mérito y logro de don Ezequiel Estrada Pérez, fallecido hace pocos años, fue el de ser autor de las tradicionales “calaveritas” que invariablemente, cada 2 de noviembre, aparecían a doble plana en los diarios Hidrocálido y EL SOL DEL CENTRO, y en ocasiones también en El Heraldo de Aguascalientes. 

Este trabajo era muy valorado y apreciado por los lectores y la ciudadanía en general, pues era una tradición leer las ingeniosas y picantes “calaveritas” de nuestros personajes públicos, incluyendo al gobernador en turno. 

Con su deceso se cerró todo un ciclo del periodismo romántico de Aguascalientes, dado que su revisa rememoraba historias del ayer de nuestra entidad y de su gran pasado histórico. 

Don Ezequiel ya no está con nosotros, pero su legado queda para información y consulta de las actuales y futuras generaciones. 

La verdad de las cosas faltan muchos colegas, nunca imaginé que fuéramos tantos. Y todos merecen ser mencionados. Así que continuaremos hasta que Dios determine lo contrario. 













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