Los periodistas de ayer (XXV)
En esta ocasión vamos a recordar a tres jefes de redacción, dos de los cuales ya fallecieron, quienes entregaron su vida profesional y hasta personal para cumplir con sus tareas detrás de un escritorio y frente a una máquina de escribir y luego una computadora. El jefe de redacción es la persona responsable de formar y editar una publicación impresa de un diario o periódico, revista o suplemento.
Es la persona que se desvela todas las noches hasta el cierre de cada edición, muchas veces hasta las primeras horas del nuevo día, y que casi siempre permanecen en el anonimato, mientras que los créditos son para los directores, subdirectores y reporteros en general.
Su tarea es delicada y profundamente abnegada, porque se requiere de muchos conocimientos, capacidad y experiencia para desempeñar tal cargo, pues en la práctica se convierte en el segundo en el mando editorial del periódico, después del director o directora, o subdirector o subdirectora si lo hubiera.
Me referiré en primera instancia a Ernesto Gutiérrez Gaytán, quien fuera por muchos pero muchos años editor y jefe de redacción del diario El Heraldo de Aguascalientes. Ernesto, quien dejó de existir hace pocos años a edad no tan avanzada, era un periodista muy capaz y conocedor del medio periodístico.
Se distinguió por su risa jovial y por bromista, casi siempre andaba de buen humor pese a la pesada carga de trabajo. Ernesto Gutiérrez Gaytán fue un fiel militante de El Heraldo, su alma mater y prácticamente su segundo hogar. Si alguien llevaba bien puesta la camiseta de dicho periódico era él.
En sus tiempos mozos era muy dado a la parranda, por lo que periódicamente faltaba a sus labores y justificaba su ausencia argumentando que se había ”muerto” su abuelita o su abuelito, según contaba el entonces director de El Heraldo, don Leandro Martínez Bernal, quien le perdonaba todo. En tono jocoso comentaba que “Ernesto había matado a más de una veintena de abuelitas o abuelitos”.
Adicto al café y retirado de las bebidas espirituosas, Ernesto dejó profunda huella en todos quienes tuvimos la fortuna de conocerlo y tratarlo. Un gran jefe de redacción en toda la extensión de la palabra.
Quiero también recordar a don Francisco García Chávez, jefe de redacción del semanario Tribuna Libre, cuyo director general es Ramiro Luévano López, también director y fundador del diario Página 24.
Don Francisco era una ene bonachono, muy educado, quien vestía de manera sencilla, pero gozaba de gran lucidez mental. A todos los periodistas, sin distinción, saludaba con extrema cortesía. Y no podemos olvidar que en aquellos años el semanario Tribuna Libre era la publicación con más lectores en Aguascalientes, es decir, el periódico de mayor circulación. Es la verdad, aunque duela.
Y con Francisco nunca perdió el piso, siempre fue el mismo, sencillo y afable, respetuoso y educado. Desgraciadamente no tuvo tiempo para formar parte del equipo de trabajo del nuevo diario Página 24, pues meses antes de su aparición, don Francisco García Chávez dejó de existir. Como dice el dicho: uno propone y Dios dispone.
Otro buen jefe de redacción es Jesús Ramírez Loera, el popular “Fisch”, quien por varios años se desempeñó como jefe de redacción de EL SOL DEL CENTRO, siempre en el anonimato, pues su nombre rara vez apareció publicado, apenas unas cuantas veces.
Jesús, quien está jubilado desde hace algunos años, fue un trotamundos, pues fue editor de El Heraldo de Aguascalientes, del diario La Voz de la Frontera en Mexicali, Baja California, y en el desaparecido diario El Fronterizo de Ciudad Juárez, entre otros.
Por tanto, cuenta con una gran experiencia como editor de planas y jefe de redacción, pues a Jesús no se le dificultaba armar una sección deportiva, de sociales o cultural, o la policiaca, no se diga si trataba de formar la primera plana de información local. Incluso, cuando era necesario, formaba la sección nacional e internacional
Fue un jefe de redacción versátil, a quien no le gustaba poner trabas, por el contrario, hacía todo lo posible porque el trabajo se realizará sin dilación y sin demora.
Nuestro reconocimiento a Jesús Ramírez Loera, quien entregó los mejores años de su vida a la importante tarea de editar periódicos, sin reconocimiento público, pero con la satisfacción del deber cumplido.
Ahora roza de una merecida jubilación, por lo que aprovechamos la oportunidad para enviarle un cordial saludo.
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