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En la Opinión de Mario Mora Legaspi 🖊️


Los periodistas de ayer (XXIII) 

Esta vez nos corresponde recordar a dos hermanas periodistas, Enriqueta (Queta) y Silvia Martínez Fonseca, quienes desempeñaron el gran ejercicio de informar con pulcritud, responsabilidad y honradez, si bien una de ellas emigró a la vecina ciudad de San Luis Potosí donde brilló con luz propia, al igual que su consanguínea que lo hizo en Aguascalientes. 

Ellas son hermanas del finado periodista Jaime Martínez Fonseca, quien murió en plena edad productiva, cuando se desempeñaba como reportero y editor de la sección deportiva de El Heraldo de Aguascalientes, cuando el director general era don Leandro Martínez Bernal. 

De Jaime Martínez Fonseca ya habíamos hablado en un capítulo anterior, por lo que en esta ocasión solamente hacemos la referencia de este buen reportero y cronista de deportes. 

Deseo pedir disculpas de antemano si incurro en imprecisiones u omisiones involuntarias, porque como les comenté son datos de memoria. Espero sinceramente no equivocarme. 

Nos referiremos primero a Queta Martínez Fonseca, quien, si bien comenzó a ejercer el periodismo en nuestra ciudad, pero años después cambió su residencia a San Luis Potosí, seguramente en busca de mejores horizontes y perspectivas laborales. 

A ella no tuve el gusto de conocerla personalmente, pero si por su nombre, dado que tenía conocimiento que desempeñaba sus actividades profesionales en varios diarios de la capital potosina, hasta posicionarse en el rotativo Pulso, uno de los más importantes de aquella entidad, donde cubría importantes fuentes informativas, entre ellas, la religiosa o eclesiástica, el Arzobispado de San Luis Potosí, de tal forma que atendía la agenda de actividades del titular en turno. Cabe señalar que allá la población es predominantemente católica, aunque los tiempos han cambiado. 

Quien esto escribe tuvo oportunidad de leer muchas notas de ella, publicadas en el diario Pulso, todas ellas en portada, dada la importancia y trascendencia del Arzobispado de SLP. 

Hace poco tiempo trascendió que Queta Martínez Fonseca había fallecido. Espero no incurrir en un error, pero esa es la información que me llegó. Si la versión no es verídica con mucho gusto haré la aclaración que sea necesaria. 

En cuanto a su hermana, Silvia Martínez Fonseca, ella cuenta con una dilatada trayectoria en el ámbito periodístico local. Trabajó en los diarios El Heraldo de Aguascalientes, EL SOL DEL CENTRO y finalmente en Hidrocálido. 

Silvia siempre se distinguió por su alto sentido profesional, con gran sentido del trabajo y responsabilidad, pues acudía a cubrir los sucesos noticiosos sin importar el día ni la hora. Una reportera dedicada en cuerpo y alma a su labor de informar con veracidad y objetividad. 

Se especializó en las fuentes agropecuarias, por lo que el lenguaje propio de las actividades agrícolas, pecuarias y forestales lo manejaba con soltura y pulcritud. Hace apenas unos años alcanzó su merecida jubilación en el diario Hidrocálido, por lo que se retiró de las tareas reporteriles. 

Vive retirada del oficio, como madre de familia y feliz abuela, por lo que le enviamos un cordial saludo, esperando que esté bien de salud. 

Por otro lado, hoy recordamos al señor Arturo Camarena Pérez, que murió hace algunos años, pero que el gremio lo recuerda con mucho cariño y afecto. El señor Camarena fue una persona extremadamente educada y cortés, siempre vestido de traje, que se desempeñó como reportero de la sección local. 

A él lo conocí como corrector de textos en EL SOL DEN CENTRO. Después, llegó la oportunidad de una nueva fuente de trabajo con la apertura del nuevo diario Hidrocálido, donde don Agustín Morales Padilla le dio la oportunidad de desempeñarse como reportero de primera plana. 

El señor Arturo Camarena Pérez fue designado jefe de información de Hidrocálido, cargo que realizó con responsabilidad, eficacia y disciplina. Eran los primeros años de vida de dicho medio de comunicación. 

Debido a diversas enfermedades, don Arturo Camarena tuvo que suspender sus tareas informativas. Finalmente, no resistió a sus males y dejó de existir ante la consternación de sus familiares, amistades y compañeros de trabajo y profesión. El señor Camarena era muy respetado por sus legas debido a su don de gente y espíritu servicial. 











































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