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En la Opinión de Mario Mora Legaspi 🖊️

Trazo y asiento de una ciudad

Este domingo 22 de octubre la ciudad de Aguascalientes, nuestro hogar común, cumplirá 448 años de su fundación. Estaremos de manteles largos por este significativo acontecimiento, ya que han transcurrido casi cuatro siglos y medio de su nacimiento como Villa de Nuestra Señora de la Asunción de las Aguas Calientes.

A lo largo de todo este tiempo la mancha urbana se ha transformado de un poblado de pequeñas dimensiones que se creó inicialmente como fuerte o refugio para las diligencias que transportaban plata y otros metales preciosos extraídos de yacimientos ubicados en territorio zacatecano con destino a la entonces Nueva España, hasta convertirse en una pequeña urbe inmersa en la vorágine del progreso y desarrollo.

Muchas cosas han sucedido desde aquel 22 de octubre de 1575 hasta nuestros días, hechos históricos e irrepetibles que han marcado la vida de esta patria chica, de la cual nos sentimos orgullosos de pertenecer y de vivir en ella.

La mancha urbana se ha expandido hacia los cuatro puntos cardinales, prácticamente sin freno ni tope alguno. De aquella localidad descrita por nuestros ancestros y narrada espléndidamente por el literato y abogado Eduardo J. Correa, en su memorable libro Un Viaje a Termápolis, no queda prácticamente nada, solamente algunas fincas y vestigios pero eso sí muchos recuerdos. La ciudad se ha transformado radicalmente y ya no es la misma de ayer, mucho menos la de hace una década o hace 50 años.

A lo largo de estos 448 años la ciudad ha sido fuente de inspiración de grandes escritores y poetas que cobijaron sus sueños y tejieron sus textos bajo el amparo de un cielo azul y un clima de tranquilidad y paz que nos han caracterizado, salvo algunas tragedias y hechos violentos por todos conocidos.

Aguascalientes ha sido y es cuna de grandes hombres y mujeres que con su participación activa y fecunda contribuyeron y aportan grandes beneficios a nuestra entidad y a la nación entera. Incluso no son pocos ni pocas las que han puesto muy en alto el nombre de Aguascalientes en el contexto internacional, razón por la cual nos debemos sentir nuy orgullosos.

Sin duda alguna, los habitantes de la ciudad deseamos que ésta siga siendo habitable y que prevalezca la paz social y el ambiente de tranquilidad. Si bien es cierto que los problemas de convivencia han sido más recurrentes, no podemos permitir que nada ni nadie trastoque la armonía social ni mucho menos familiar.

Nuestra capital debe mantenerse como el sitio donde todas y todos, sin distinción, nos sentimos con la seguridad suficiente para andar de un lugar a otro. No podemos permitir que la violencia se apodere de nuestra vida cotidiana y nos arrebate la tranquilidad.

Es tarea colectiva que la ciudad continúe siendo sostenible, para garantizar un modo de vida más adecuado y equilibrado para los diferentes sectores de la población. No es exclusivamente tarea de las autoridades, también de sus habitantes.

En este contexto, debemos subrayar que el mundo cada vez está más urbanizado. Desde 2007, más de la mitad de la población mundial ha estado viviendo en ciudades, y se espera que dicha cantidad aumente hasta el 60 % para 2030. En el caso de la entidad, el 80 por ciento de su población reside en la ciudad y el resto en los 10 municipios del interior.

Las ciudades y las áreas metropolitanas son centros neurálgicos del crecimiento económico, ya que contribuyen al 60 % aproximadamente del PIB mundial. Sin embargo, también representan alrededor del 70 % de las emisiones de carbono mundiales y más del 60 % del uso de recursos.

La rápida urbanización está dando como resultado un número creciente de habitantes en barrios pobres, infraestructuras y servicios inadecuados y sobrecargados (como la recogida de residuos y los sistemas de agua y saneamiento, carreteras y transporte), lo cual está empeorando la contaminación del aire y el crecimiento urbano incontrolado.

El impacto del Covid-19 resultó ser más devastador en las zonas urbanas pobres y densamente pobladas, especialmente para el mil millón de personas que vive en asentamientos informales y en barrios marginales en todo el mundo, donde el hacinamiento también dificulta cumplir con las medidas recomendadas, como el distanciamiento social y el autoaislamiento.

El organismo de las Naciones Unidas para los alimentos, la FAO, advierte de que el hambre y las muertes podrían aumentar de manera significativa en las zonas urbanas que no cuentan con medidas para garantizar que los residentes pobres y vulnerables tengan acceso a alimentos.

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