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En la Opinión de Mario Mora Legaspi 🖊️

Culto a la Santa Muerte

Un fenómeno religioso que avanza como la espuma en México y en muchas naciones de América Latina es, a no dudar, el culto a la Santa Muerte. Mucha gente todavía tiene la creencia de que esta devoción se centra en determinados puntos de la República Mexicana, como la CDMX y estados de la frontera norte y sur, pero la verdad es que se ha expandido por doquier.

Y Aguascalientes no escapa a esta situación, pues ya es posible observar que familias enteras no ocultan su preferencia espiritual por la Santa Muerte, basta darse una vuelta por barrios, colonias y unidades habitacionales, incluso en las propias comunidades rurales y municipios del interior.

A decir de estudiosos y especialistas, el culto a la Santa Muerte hoy en día es el nuevo movimiento religioso de mayor crecimiento, no solo en México sino en toda América Latina y el mundo. Se estima que la también llamada Niña blanca cuenta con unos 10 millones de creyentes en todo el mundo, un crecimiento mayúsculo en solo 15 años, si se compara con los 14 millones de judíos que hay a nivel global.

Uno de los aspectos más importantes de este culto y que atrae una gran cantidad de adeptos cada vez mayor, es que la Santa Muerte es multifacética, “ella opera todo tipo de milagros a diferencia de otros santos católicos, con veladoras que simbolizan un poder diferente, aunque la más popular sigue siendo la del amor”, explica un doctor en historia.

En los medios de comunicación, continuó, existe mucha desinformación respecto al tema, el 90 por ciento de las notas la retratan como la patrona de los narcos y los delincuentes, pero ese es solo uno de sus múltiples papeles, también es curandera, agente de justicia, de prosperidad, de sanación, patrona de justicia penal, doctora corazón y ángel de la muerte.

Sus devotos, dijo, provienen de todos los estratos sociales, desde políticos y actores, hasta profesionistas, aunque la mayoría de sus fieles se encuentran en la clase popular urbana siendo la mayoría jóvenes, predominantemente del sexo femenino.

Debido al crecimiento de su culto, la Iglesia católica se ha sentido desafiada por la Santa Muerte -uno de los santos populares no católicos en el mundo- catalogándola como un culto satánico, símbolo macabro de la narco cultura y la muerte en México, que representa lo contrario a la vida eterna que ofrece la religión católica.

Antes de la década de los ochenta del siglo anterior,  las peticiones a la Santa Muerte eran favores de amor, ya a finales de esa década se le asoció con el crimen organizado y desde entonces se ha convertido en uno de los santos preferidos de los narcos aunque no es el único, San Judas Tadeo es un santo católico que también es muy venerado por la delincuencia organizada.

Actualmente la Santa Muerte goza de una muy buena reputación por ser la figura espiritual más cumplidora, eficaz y rápida de todas, algo que se ha proliferado a través de las redes sociales con alrededor de mil grupos en Facebook dedicados a su culto y que la ha llevado a tener cada vez más adeptos en todo el mundo, considera el doctor en historia.

Para la antropóloga Katia Perdigón Castañeda, el culto a la Santa Muerte que tenemos en el siglo XXI no va más allá de mediados del siglo XX. Pero los antecedentes de esta religión provienen de la época colonial, publicó el INAH.

La Santa Muerte nace de distintos elementos, tanto prehispánicos como europeos. Para las religiones prehispánicas, la muerte era considerada una necesidad del ciclo vital cósmico. Su representación era con Mictlantecutli y Mictacecíhuatl, señor y señora del Mictlán, el lugar de los muertos. Sin embargo, para Perdigón Castañeda, los elementos arqueológicos no son suficientes para tener un parámetro de los realmente se pensaba sobre la muerte en Mesoamérica.

La revista mexicana apunta que los españoles importaron al país la representación de la muerte como un esqueleto. A diferencia de las culturas prehispánicas, la muerte estaba estigmatizada por el pecado original, lo que la convirtió en tabú.

El concepto que llega desde Europa a México viene de una larga tradición cristiana. Entre los siglos XV y XVIII es cuando aparece el esqueleto. En este periodo es cuando el continente fue azotado por pestes y hambrunas.

El mundo artístico desarrolló la imagen de la muerte. Fue en los siglos posteriores que se le agregó elementos como la guadaña y la sotana.

Perdigón Castañeda explica que los primeros rastros del culto se encuentran en el siglo XVII, en la veneración de San Pascualito Rey, una figura representada como esqueleto. Estos primeros cultos fueron sumamente herméticos para evitar represalias de conservadores. Hasta donde se sabe, la devoción a la Santa Muerte se transmitió de boca en boca.

En la época colonial, la Iglesia católica vio cómo una herejía esta veneración hacia la imagen esquelética de la muerte. “De acuerdo con documentos inquisitoriales de los siglos XVII y XVIII que pude consultar, las represalias no iban dirigidas a la gente involucrada, sino a la acción en sí, incluso en 1797 se arrasó una capilla en el pueblo de San Luis de la Paz, donde se ejercía este culto”, expresó Perdigón.

Pese a mantenerse al margen, la religión no es considerada una contraposición al cristianismo. La doctrina es justamente el sincretismo. La distinción se encuentra en que el culto no representa estatutos morales.

Fue en 1965, en Hidalgo, cuando se manifestó abiertamente el culto a la Santa Muerte. Mientras que al inicio se relacionó a personas que arriesgan su vida, como delincuentes y policías, para el sociólogo Bernardo Barranco, el culto es una manifestación religiosa de los problemas sociales en México.

La muerte, en este sentido, ofrece un horizonte alcanzable para las clases populares y ya no tan populares.

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