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La Columna de la Información de Matías Lozano Díaz de León 12 04 2018


Cortando por Lozano


Añadir leyend(Leído en Twitter: “CAYO UN ARBOL EN AGUASCALIENTES”.- (Estuvo duro el “aventadero”, ahora falta saber de donde  procedía).a
Tema 1.-
·     Los (otros) muertos del 68
·     Cesar Enrique Olivares (Gono) y ,Antonio Landín “La Perica”
·     La familia Olivares convirtió su casa en albergue para estudiantes
·      Un tercer boleto no se usó ¿Se salvó La Catuta, o Raymundo Romero?
·     El hijo del Gobernador iba nomás a despedir a la novia
·     “A casi todos los primogénitos les pusieron el nombre de Cesar”
  • Cada año visitaban el sitio de la tragedia en el Cerro del Carbón





TEMA 1.- TRAS EL FALLECIMIENTO de su hijo Cesar Enrique Olivares Ventura, una de las víctimas de la caída del avión DC-3 que cubría el vuelo inaugural México-Aguascalientes-México el 10 de abril de 1968, el profesor Enrique Olivares Santana, a   la sazón Gobernador del Estado y su esposa, la maestra Belén Ventura de Olivares decidieron convertir su casa, en la Ciudad de México en albergue para estudiantes aguascalentenses de escasos recursos que iban a la Capital para estudiar alguna carrera profesional… 

Aquella casa, ubicada en calle Heraldo 228, en Azcapotzalco sólo era ocupada por Cesar Enrique (“Gono”) Olivares Ventura, Antonio “La Perica” Landín Miranda y José de Jesús Ramos Franco “La Catuta”, los tres próximos a titularse, los dos primeros, como ingenieros petroleros.

Después del trágico acontecimiento La Catuta continuó al cuidado de aquella casadonde tantos comentos de alegría, tristezas vivió con sus amigos. Al poco tiempo, comenzaron a llegar muchachos de todo el Estado, cuyos padres solicitaban al Gobernador apoyo para que sus hijos pudieran estudiar alguna carrera en la Ciudad de México, ya que en Aguascalientes las oportunidades eran muy limitadas.  

Todo esto lo sabemos ahora por el profesor Raymundo Romero Frías, recientemente jubilado, quien acostumbraba pasar las vaca iones escolares con Gono, La Perica y La Catuta, de Pabellón todos ellos.

Cesar Enrique y Ramos Franco se fueron a la ciudad de Méxicoen cuanto terminaron la Secundaria; primero estudiaron en la Vocacional y luego se pasaron a la Unidad Zacatenco de la UNAM.

“Eran muchos lo muchachos que llegaban a la casa del matrimonio Olivares Ventura pero no cabían, entonces el maestro decidió adaptar también la casa de la representación del Gobierno de Aguascalientes, localizada en la calle Palenque. Todo era muy precario, alojamiento tenían pero vivían de lo poco o mucho que sus padres podían mandarles, pero bien se dicen que “Dios provee”, y lo hizo.

Raymundo Romero 
“No pasó mucho tiempo para que empezaron a llegar víveres gracias a las relacionesque don Enrique tenía con el Regente de la Ciudad de México:  pan, leche, carne con lo que los muchachos, organizados, podían preparar sus comidas. Gracias a ello egresaron de diversas instituciones muchos profesionistas, de diversas carreras que luego se regresaron a su tierra, Aguascalientes, a ejercer su profesión, como también se iban a otros Estados.

“Por su parte la maestra revisaba que todo estuviera en orden, que los muchachos conservaran la casa en buenas condiciones.

“Estuvieron muchos años, no recuerdo cuantos, pero el requisitoera que aprovecharan, que estudiaran y sacaran buenas calificaciones, no se les exigía demasiado, pero lo suficiente para no perder su lugar en las escuelas ni en las casas, que eran conocidas ya como “casas del estudiante.

“Así estuvieron muchos años, hasta que los sismos del 85 dañaron la finca d Heraldo 228 y no podía ser habitada, pero por fortuna para entonces las condiciones económicas de los estudiantes habían mejorado y sobre todo había muchas escuelas de educación superior en Aguascalientes; pero en su tiempo aquella casa de la familia Olivares sirvió mucho para la formación de médicos, ingenieros, oftalmólogos, estomatólogos, ingenios nucleares, mucha gente connotada. Somos muchos los que estamos agradecidos con la familia Olivares Ventura.

“Con frecuencia se organizaban reuniones de quienes estuvieron en aquellosalbergues y los invitados eran los maestros Enrique y doña Belén, les entregaban diversidad de reconocimientos. Llevaban a su esposa y e hijos, eran convivencias muy agradables.

Cabe mencionar que durante los años que funcionaron los albergues se organizaban grupos para visitar el sitio donde cayó el avión, en el Cerro del Carbón, pero se acabó esa costumbre a raíz de un atentado que sufrió un hijo del Dr. Landín en la ciudad de México.

Cesar Enrique Olivares y Antonio Landín estaban próximos a titularse por la EscuelaSuperior de Ingeniera de Industrias Extractivas, como ingenieros petroleros, tenían 21 años de edad.

Hacer el vuelo inaugural de Aerovías Rojas fue iniciativa de Cesar, tenía tres boletos y canceló el plan que había de ir de cacería a la sierra, algo que le apasionaba; “contactó a La Perica pero no nos hallaron ni a La Catuta ni a mi y un boleto no se utilizó, quiso aprovechar para ir a despedir a una novia que ese día se iba a Canadá·, recuerda Romero Frías quien, como antes dijimos estudiaba en Aguascalientes y en vacaciones se iba con ellos a México.

“Pero no tienes dinero -decía mi madre-, pero me iba con don José de la Rosa, del Hotel Rio Grande, que era Director de Tránsito, amigo de la familia y me mandaba con don Efrén Ruiz Esparza, el Subdirector, a que me diera un pase en Flecha Amarilla. 
También estuve un tiempo estudiando en la Ciudad de México, en la casa de mi hermano, pero nunca estaba y me fui con los muchachos. En el 68 estuve en la Facultad de Derecho, pero el maestro no nos dejaba salir, y con todo eso, me fui a la casa donde vivió Cesar Enrique, Ramos Franco se había quedado solo, ellos se conocían de toda la vida.



“Con el paso del tiempo muchos nos casamos, tuvimos familia y casi todos, al primogénito le pusimos el nombre de César, era curioso que en nuestras reuniones alguien pronuncia ese nombre, y muchos voltean. Incluso mi hijo, Cesar Alejandro, a su hijo, que ahora tiene tres años le puso Cesar Rafael….

Don Enrique y la maestra Belén estuvieron en los funerales de mis padres, los hijos de Récor Hugo son amigos de mis hijos. Generalmente la muerte separa a las personas, en este caso, la memoria de Cesar Enrique nos unió a muchas personas en torno a la familia Olivares Ventura”…

 Al periodista Juan Manuel Rodríguez, como a muchos otros, “no le tocaba”; hoy, 50 años después, cuenta su historia. (Continuará)







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