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Mercado Interno

“Buen Fin”, medio real de fortaleza al
consumo que sufre seria desaceleración

Responsabilidad del comerciante para aligerar inventarios
y no caer en grotescas reetiquetaciones ni falsas “ofertas” 

Juan Manuel Rodríguez  (17-nov-17)
En un escenario de inflación elevada, baja real del salario, desaceleración del envío de remsas, un efecto calendario dado que octubre trajo un sábado menos que influye en los indicadores, más desaceleración en créditos y en ventas, nos llega la esperada fiebre de “El Buen Fin”.

Hay quienes, ante el preocupante panorama del Mercado Interno, ven en la nueva edición, la sexta, del “Buen Fin”, la salvación y un factor para levantar las ventas en un panorama de desconfianza y desaliento en las transacciones comerciales nacionales.

Otros, con mayor observación y la experiencia de años anteriores, ven este eufórico fin de semana como un ingrediente más que acelera el consumismo, un mayor endeudamiento de las familias y, en síntesis, que el “Buen Fin” no constituye ofertas de descuentos, sino sólo una oportunidad de facilidades de pago que incrementan el desmesurado abuso del “tarjetazo”.

Aparte de que esos observadores han visto  desde principios de este mes, y quizá desde antes, la reetiquetación de productos, sobre todo electrónicos, en las tiendas comerciales y departamentales (con sus excepciones) para poder presentar este fin de semana “ofertas” y hasta sin intereses; solamente en octubre, mes del lento crecimiento en ventas y que, descontada la inflación, tuvo un retraso real, ya se observaron indicios de reetiquetación de productos y menor visita de clientes compradores. Un reporte dice que “el desempeño de las ventas en tiendas comparables de octubre, fue resultado de la combinación de un crecimiento de 5 por ciento en el ticket promedio (subrayado nuestro) y una baja de 0,2 por ciento en el número de transacciones (clientes)” (El Financiero, mierc 8 de nov 17).

Leíamos que La Comer lanzará al mercado 200 mil tarjetas de crédito y explica que están proyectadas para mejorar sus condiciones en los próximo 4 años, aunque curiosamente, el lanzamiento lo anuncia días previos a “El Buen Fin”. 

Ciertamente las ventas crecen pero cada vez a menor velocidad que casi han caído en 50 por ciento en pocos meses, si en abril las ventas creciron 5.1%,en mayo 3.8%, en junio 3.5%, y julio 3.1% un evidente declive de 4 meses consecutivos.

Si se piensa que ”El Buen Fin” será la salvación, habrá que escuchar a los economistas que, si bien aceptan que septiembre fue un buen mes de ventas porque hubo fuertes consumos sobre todo de alimentos para auxiliar a los damnificados de los sismos, en octubre es otro cantar.


En octubre se aprecia que las ventas comparables contra el mismo periodo de 2016 crecieron nominalmente en 2.1 por ciento. Pero aclaran que la inflación anual para ese mes fue nada menos que de 6.37% que, al descontarse,en realidad hubo una caída de (-)4.0%, en términos reales.
Hasta Wal-Mart, siempre bonancible, resintió en octubre, pues los analistas esperaban crecimiento en ventas nominales de 6.0% en México y de 8.5% en ventas totales y la realidad en octubre fue de sólo  de 4.7 y de 6.1% respectivamente, comparado con el mismo mes del año pasado.

La venta de autos en México, también en octubre, cayó 10.2 por ciento con solo 123 mil 318 unidades, el quinto mes consecutivo con bajas transacciones y, además el descenso más bajo en un mes de octubre desde 2009.
La realidad, y es para todo el consumo no solo el automotriz, es que las elevadas tasas de interés han incrementado los saldos de los deudores,y conforme se vigoriza el dólar, más obliga a los deudores y, quienes no lo son, lo piensan dos veces antes de endrogarse.

Esto no quiere decir que será un fracaso “el Buen Fin”, sino que podría no alcanzar el éxito de años anteriores. En la Ciudad de México, expertos han asegurado que si el año pasado  el “Buen Fin” significó transacciones por unos 85 mil millones de pesos, esperan que esta edición podrían alcanzar los 100 mil millones.
Ojalá en todo el país se dé una respuesta positiva, si en realidad existen ofertad dignas de tomarse en cuenta, lo cual deben considerar seriamente los comerciantes para bajar sensiblemente sus inventarios y no recurrir a engaños y falsos ofrecimientos que redundan en desprestigio del propio empresario.

El mercado interno debe recibir un fuerte apoyo para que los  consumidores reciban un real beneficio y la economía nacional encuentre en el “buen Fin”, un  franco alivio para nuestra endeble economía y mediocre desarrollo nacional. El consumidor, a su vez, debe ser cauto y recurrir a consumir lo que realmente necesita y no sucumbir a la tentación de objetos innecesarios sólo por ser a crédito y pensar que un “tarjetazo” puede significar en los meses siguientes un dolor de cabeza  si el TLCAN fracasao si seaprueba una reforma fiscal en EU que depreciará más a nuestro peso.

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