El Trigo y la Cizaña
Muy buenos días
mi querida familia
Domingo XVI del tiempo ordinario ciclo A.
El Evangelio de san Mateo, nos ofrece hoy tres parábolas con las que Jesús nos enseña cómo actúa Dios en nuestra vida. Jesús había proclamado que el Reino de los Cielos (o Reino de Dios), es decir, el poder del amor de Dios, podía llegar al interior de cada persona y de cada comunidad humana que reconoce sinceramente su necesidad de salvación.
Centremos nuestra reflexión en la parábola de la cizaña. Con frecuencia nos preguntamos por qué Dios permite el mal, por qué los corruptos prevalecen sobre las personas honestas. Nuestra primera reacción suele ser el deseo de acabar con toda esa “cizaña” o mala hierba que no deja crecer las semillas del bien. Pero, contraria a nuestra impaciencia, se nos presenta la actitud de Dios que, como dice la primera lectura, “en el pecado da lugar al arrepentimiento”, y como lo describe el Salmo, es “clemente y misericordioso, lento a cólera, rico en piedad”.
Esta actitud nos la muestra con su ejemplo el propio Jesús, quien en lugar de querer la aniquilación de las personas que obran el mal, les ofrece la oportunidad de cambiar de comportamiento. Esa misma actitud misericordiosa es la que Él espera de sus discípulos, en contra de cierta mentalidad proclive a la llamada “limpieza social”, correspondiente a una tentación que siempre debemos rechazar si queremos ser auténticos seguidores de Cristo. El Dios que Él nos revela no es un guerrero vengador, sino un Padre siempre abierto a la reconciliación, al que necesitamos reconocer en la situación que padece actualmente nuestro país, lleno de tanta violencia.
Pero, por otra parte, a través de la parábola de la cizaña Jesús anuncia también que vendrá un momento decisivo en el que cada cual recibirá el pago merecido. Porque, en definitiva, será el bien el que triunfe sobre el mal.
Buona domenica dell Signore. Dio con noi.
0 Comentarios