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Padre Gandhi La Misericordia

Muy buenos días mi querida familia.



 
La litúrgica de este domingo XXIV del tiempo ordinario, está centrada en la misericordia. El Papa Francisco en su Bula para convocar al año de la misericordia da digamos así varias definiciones: “Misericordia: es la palabra que revela el misterio de la Santísima Trinidad. Misericordia: es el acto último y supremo con el cual Dios viene a nuestro encuentro. Misericordia: es la ley fundamental que habita en el corazón de cada persona cuando mira con ojos sinceros al hermano que encuentra en el camino de la vida. Misericordia: es la vía que une Dios y el hombre, porque abre el corazón a la esperanza de ser amados no obstante el límite de nuestro pecado”.

En la primera lectura, tomada del Éxodo, la misericordia de Dios se manifiesta perdonando la idolatría de su pueblo. Todo el Antiguo Testamento es un testimonio de la paciencia infinita de Dios y de las continuas infidelidades de este pueblo de duro corazón.

El Salmo 50 es una oración muy emotiva, en la que se expresan, con diversos acentos, dos sentimientos: el pecador arrepentido que confiesa sus pecados, y su confianza infinita en la misericordia de Dios: “Por tu inmensa compasión y misericordia, Señor, apiádate de mí y olvida mis ofensas. Lávame bien de todos mis delitos y purifícame de mis pecados”.

En la I Carta de san Pablo a Timoteo. El apóstol dirige la mirada a su historia personal, y en ella descubre la acción de la misericordia de Dios, que ha producido en él un cambio radical: de blasfemo y perseguidor de la Iglesia, se ha convertido en apóstol de Jesucristo. No hay pecado, por grande que sea, que no pueda ser perdonado. No hay hombre, por malo que sea, que arrepentido no sea acogido amorosamente en la casa de nuestro Padre común.

En el texto del evangelista Lucas de este domingo, se trata de las parábolas de la misericordia, unas hermosas enseñanzas de Jesús, que son respuesta a las críticas que le hacían por comer con los pecadores. 

Ojalá que como seres humanos aprendamos un poquito a ser misericordiosos con el hermano que se equivoca. Que aprendamos a ser más misericordiosos, porque de ellos es ese pedacito de cielo.

Buona domenica dell Signore. Dio con noi.

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