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Padre Gandhi: "Eviten toda clase de avaricia"

Muy buenos días mi querida familia. 


En este domingo XVIII del tiempo ordinario, las lecturas nos invitan a reflexionar sobre el uso responsable de los bienes materiales. No es fácil abordar este tema en el contexto de una sociedad consumista, en la que el valor de los seres humanos es directamente proporcional a la riqueza que poseen.

La primera lectura del libro del Eclesiastés nos recuerdan algo que todos conocemos: el dinero se gana y se pierde; las fortunas desaparecen arrasadas por el tsunami de una crisis económica, una devaluación descontrolada, una decisión equivocada o la irresponsabilidad de unos herederos. El dinero da una falsa seguridad. Por eso no hay que construir el proyecto de vida sobre el tener, sino sobre los valores del ser.

En la segunda lectura de la Carta a los Colosenses, Pablo exhorta a los miembros de esta comunidad: “Pongan todo el corazón en los bienes del cielo, no en los de la tierra, porque han muerto y su vida está escondida con Cristo en Dios”. Estas palabras de san Pablo son una invitación a establecer una clara escala de valores, es decir, tener criterios definidos acerca de lo que es verdaderamente importante en la vida. Si queremos tomar decisiones sabias y no andar perdidos en la vida, necesitamos unos valores éticos y religiosos muy precisos, los cuales no son negociables bajo ninguna circunstancia.

En el evangelio de Lucas, Jesús nos da unas importantes lecciones sobre el uso de los bienes materiales. “Eviten toda clase de avaricia, porque la vida del hombre no depende de la abundancia de los bienes que posea”. Y a continuación propone la parábola de un agricultor muy rico que había obtenido una cosecha abundante. Empieza, entonces, a programar lo que haría con la riqueza que le había llegado. Sólo piensa en él: almacenar, acumular riqueza, disfrutar. Pero la muerte le trunca sus aspiraciones. Él no tiene la más remota intención de compartir su riqueza, bien sea creando nuevos puestos de trabajo o atendiendo las necesidades de los más pobres. 

Dos cosas como conclusión: Todo lo que ha salido de las manos creadoras de Dios es santo y bueno. Los seres humanos debemos actuar como administradores responsables de lo que Dios pone en nuestras manos y más aún compartir con los que menos tienen y ganarnos un pedacito de cielo.

Buona domenica dell Signore. Dio con noi.

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