
“¿Quién dice la gente que soy yo?”. En su respuesta, los discípulos repitieron lo que habían oído en las calles y plazas: “Algunos dicen que eres Juan el Bautista; otros, que Elías; y otros, que alguno de los profetas”.
Jesús no se contenta con la respuesta que recoge los rumores de la opinión pública; los confronta: “Y ustedes, ¿quién dicen que soy yo?”. Pedro le respondió: “Tú eres el Mesías”.
Después de la confesión de Pedro: “Tú eres el Mesías”, Jesús explica cuál es el camino que deberá recorrer. Camino que no será de triunfo sino de sufrimiento.
Las palabras de Jesús sobre el sufrimiento que lo esperaba debieron estremecer a sus discípulos, porque ellos tenían unas expectativas muy diferentes.
Esto explica por qué Pedro quiso disuadir a Jesús y escribir un guión diferente para la redención de la humanidad, que evitara la pasión y muerte del Señor.
Confesar a Jesucristo como nuestro Señor y Salvador no es una declaración retórica. Es una confesión que debe transformar cada una de las acciones que realizamos.
De ahí la profundidad de las palabras del apóstol Santiago: “Así pasa con la fe; si no se traduce en obras, está completamente muerta”.
Buona Domenica dell Signore. Dio con noi.
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