En "Urgencias", los sistemas de salud
Nadie me lo ha contado. Lo he visto, desde hace tiempo, el atraso que tenemos en materia de salud. Un atraso que deriva de años y años. Las administraciones oficiales pasan y pasan, y los enfermos aumentan proporcionalmente al crecimiento de la población, así hayan aumentado las expectativas de vida de los mexicanos. De nada sirve que se hable de progreso, cuando en las distintas etapas de la vida se pierde lo más preciado del ser humano: la salud. Duele hasta el alma, la pobreza que alcanza a la mayoría de los mexicanos. Mirar los pasillos de los hospitales públicos saturados de enfermos, demuestra que el sistema de salud tendría que avanzar, de la noche a la mañana, cuando menos una ruta de treinta años. Algo imposible de lograr.
Se puede ser fácilmente un crítico del actual sistema de salud, pero no conocer que el verdadero problema no estriba en las burocracias médicas o administrativas, cuando lo que habría que atacar es a las dirigencias del sistema político mexicano, es decir, la alta burocracia que funciona como una élite de aquellos que viven en el Paraíso de los altos salarios, empeñados en demostrar, con estadísticas, lo mucho que ha cambiado el país, cuando no hemos podido erradicar problemas de salud ancestrales, varios de ellos que provienen indiscutiblemente por la pobreza.
Somos miles y miles los demandantes de servicios en todos los hospitales del sector salud –llámense IMSS, ISSSTE o Instituto de Salud-, y lógicamente la infraestructura hospitalaria, en el caso de Aguascalientes, sencillamente le queda chica a una entidad que crece exponencialmente desde aquellos años en que se instaló aquí el INEGI. Qué decir con el crecimiento poblacional e industrial de los últimos años. Ya ni siquiera podemos soñar en que a corto o mediano plazo se concluirá con el tan traído y llevado nuevo Hospital Hidalgo, porque bien se conoce que la salud no ha sido la prioridad de los gobiernos, sin importar colores.
Por azares de la vida, he visto como parte del personal de salud –desafortunadamente no todos-, se parten el alma por atender a los enfermos, que por algo se les llama pacientes porque si algo nos queda por hacer, es armarse de paciencia para esperar un turno, no se diga en el caso de las especialidades. Dadas las condiciones en el sistema oficial de salud, valdría la pena que se cambien los protocolos de la consulta individual y proceder por la atención a grupos. No se trata de una gracia, pero dados los resultados de las consultas, en que los diagnósticos son generales, da lo mismo recetarles Paracetamol y Naproxeno, un placebo a todos los males.
Soy un convencido de que en materia de educación y salud, los cambios tienen que ser tan radicales, que habría que destruir a ambos sistemas para iniciar de cero. Otra solución tal vez provenga de apoyar los sistemas de investigación en salud en los propios hospitales y en las universidades. El optimismo no lo podemos erradicar. Tal vez el día de mañana encontremos la fórmula de alcanzar la salud integral de las personas, con la cura de una pastilla mágica, o tal vez, de plano, volver a la medicina naturista que practicaban nuestros ancestros… (hmdeleon@terra.com.mx)
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