ABCdario
Carlos del Castillo
BUSQUEDA. Desde siempre, sobre todo desde hace un cuarto de siglo, los cargos principales de las universidades públicas mexicanas, sobre todo las rectorías, se han convertido en una especie de botines políticos, acechados, en algunos casos, por las mafias que se han enquistado en las casas de estudio. Los ejemplos saltan a la vista, pero tan sólo habría que echar un vistazo a lo que ha acontecido durante años en la Universidad Nacional Autónoma de México, en la Universidad de Guadalajara, en la de Guerrero, Puebla, Sinaloa y en otras entidades. No podría ser de otra forma, toda vez que independientemente de lo que representa el alto honor de encabezar a las comunidades académicas, interesa ostentar el manejo de los subsidios universitarios, que en la actualidad no son poca cosa, y en algunas entidades dichos presupuestos sobrepasan a los dineros que están en juego en las alcaldías de las capitales. Todavía las universidades, encubiertas en el velo del principio de autonomía, controlan y disponen de recursos económicos que les llegan por vías extraordinarias, no oficiales, sin que la fiscalización les alcance, así les hagan observaciones generales, rutinarias, y es que el poder de la Federación no desea enfrentamientos con las universidades, como tampoco lo hace con sus poderosos sindicatos y como otros, tal es el caso de profesores y petroleros, que han gozado de todas las libertades y prerrogativas que se les han dado por encima de lo que merecen… LUCHA. El ejemplo más significativo, por sus alcances académicos y por su importancia y tamaño, lo observamos a lo que acontece en la UNAM, institución en donde se abre la lucha por la Rectoría que este año dejará José Narro Robles. Aquí, no hay vuelta de hoja porque el asunto atañe directamente a la Junta de Gobierno y lo que opinen los ex rectores, que desde la salida de Guillermo Soberón, han creado un poder tras el trono, influencia soberanista que le ha llevado a su grupo a posicionarse, además, de la Secretaría de Salud, en donde despacha Mercedes Juan, quien para Aguascalientes ha sido un hueso duro de roer en materia de la autorización del nuevo proyecto del Hospital Hidalgo. Por si algo faltara y se hiciera presente la fuerza presidencial, Sergio Alcocer Martínez de Castro, que despachaba como subsecretario de Relaciones Exteriores, presentó su renuncia al gobierno de Peña Nieto para ir en busca de la Rectoría de la UNAM, que abarcará el periodo 2015-2019, que para los malos rectores resultan cuatro años de martirio, y para los buenos, el tiempo adecuado en las aspiraciones de una reelección que abarcaría hasta 2023… ACLARACIONES. Sergio Alcocer pronto se curó en salud y se apresuró a declarar que él no es ningún candidato del Presidente, sino que por méritos propios aspira a dirigir a la UNAM, si es que se lo permite, no la comunidad universitaria, y sí el consejo de notables que integran la Junta de Gobierno, en esa amalgama que tienen con los ex rectores… DESTAPES. Iniciado el proceso de la sucesión en la UNAM, los destapes de aspirantes a la Rectoría no se han hecho esperar, como el de Rosaura Ruiz, a cargo de la dirección de la Facultad de Ciencias de la UNAM, instalada en el grupo de colaboradores del rector vinculados al PRD y al Gobierno del DF, por lo que la identifican en el ala ideológica de izquierda, y por si algo faltara, seguidora de Andrés Manuel López Obrador. La convocatoria a la Rectoría aún no ha sido publicada, pero a pesar de ello, la lista de nombres comienza a crecer, dentro de una política universitaria que está viciada como la política externa… UAA. Por lo que se refiere a la sucesión aquí en la Autónoma, al rector Mario Andrade Cervantes le queda un trecho en el camino de año y medio, tiempo justo para hacer el mejor cierre de su administración. Esto no impide que se comiencen a generar corrientes a favor de dos o tres aspirantes. Ya conocemos que los tiempos políticos que vivimos están adelantados. Veremos y analizaremos… PREGUNTA: ¿
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