Verdades sobre don Francisco de Rivero y Gutiérrez
Héctor de León

En obvio de espacio y tiempo, esta importante obra de Víctor Moreno describe, fundamentalmente, los momentos más importantes de génesis de la educación en la entonces Villa de Nuestra Señora de la Asunción de las Aguas Calientes, cuando en 1773 don Francisco fundó esta primera escuela del que fuera el hijo predilecto de Mazcuerras, Cantabria, del Reino de España.
Víctor describe en su libro que primero surgió una escuela en Asientos, entendible por la riqueza de la minería de aquella región del norte, en donde un español se preocupó por la educación de los lugareños, pero también en el siglo XVIII, nació aquí la Escuela Pía, la cual fue fundada el filántropo De Rivero y Gutiérrez, quien gestionó ante las autoridades civiles, religiosas y políticas de Guadalajara, su deseo de crear una escuela a la que pudieran asistir todos los niños de la jurisdicción de la Villa de Nuestra Señora de la Asunción de las Aguas Calientes.
Todo ello, con el peculio brindado por don Francisco, para el sostenimiento de la escuela y del maestro, constituyendo así la segunda escuela de carácter público y gratuito en la región. Don Francisco de Rivero y Gutiérrez nació el 9 de mayo de 1703 en Mazcuerras, España, rodeado de las montañas del valle de Cabezón de la Sal. Sus padres fueron don Francisco de Rivero y María Gutiérrez, de acuerdo a su acta de nacimiento recientemente localizada. Fue bautizado por el cura don Francisco de Hoyos, el 13 de mayo de ese mismo año, siendo sus padrinos don Dionisio de la Campa y María de la Fuente.
A la Villa de la Asunción arribó en la segunda mitad del siglo XVIII. Se dedicó al comercio y adquirió una importante fortuna. Además, ocupó los cargos de alcalde ordinario de la ciudad en 1756 y de escribano. Según el padrón parroquial de 1770, el perfil del migrante español era de una persona apegada a la familia y a los preceptos de la religión cristiana; colaborador con las autoridades civiles y eclesiásticas para mantener su poder y hegemonía económica, aunque había momentos de diversión fuera de lo común, como la fiesta de los toros, pero siempre bajo la normatividad, la moral y buenas costumbres de la época.
La crónica de la fundación de la insigne Escuela Pía describe que su fundador envió una solicitud al obispo de Guadalajara, Antonio Alcalde y Barriga, el 12 de diciembre de 1773. Para el 19 de enero de 1774 se recibe la contestación del prelado y para el 12 de abril de 1774, don Francisco de Rivero y Gutiérrez da la buena noticia a los habitantes de la Villa. Con la primera escuela gratuita, cambió aquella pequeña y modesta ciudad de Aguascalientes… (hmdeleon@terra.com.mx)
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