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“Como aprender a vivir sin el poder





 

 

Octava parte.-  La puntualidad ante todo ¡


 

Fiuuu… por un momento llegue a pensar que ya no me iban a leer, afortunadamente esos malos pensamientos ya no ocupan mi mente, debo entender que se debe a la excesiva carga de trabajo que afortunadamente es mucha y que necesariamente establece prioridades, lo bueno que ya estamos por aquí de nueva cuenta.

 

Hace algunos años, digamos que en los comienzos de la alternancia, por no decir del hartazgo de una sociedad cada vez más sensible a la problemática local donde el color de las ideas no importa, siempre y cuando coincidas en intereses o tengas parentesco.  En fin, eran días en los que una vez despejado la incógnita de quien habría de ser el ungido para mantener la continuidad histórica a la que se nos tenía acostumbrados, la verdad es que fuera de algunas creencias y verdaderas ideologías, siempre se había procedido bajo una conducción de derecha con bandera de izquierda.

 

Muchas fueron las ocasiones que con retraso de hasta dos horas por evento tenían que ingeniárselas los coordinadores de las campañas para ajustar los tiempos, y lo peor, tranquilizar a la gente, entre ellas los choferes de los camiones que responsables de los acarreados siempre alegaban que el descuento no incluía la demora en tiempo (por ello muchas ocasiones dejaban a pata a los "simpatizantes" o acarreados), que no era su problema.

 

Creo que fue desde entonces que a muchos aspirantes a políticos, incluyendo los mismos candidatos fueron convirtiéndose en expertos bailadores, cantadores y en más de alguna ocasión, bufones al no poder articular bien algunos pasos en los templetes, ya se están imaginando quienes, ¿verdad?.  Que bueno diríamos algunos en nuestro interior, eso los hacía mas sensibles y les permitía tener un mayor acercamiento con aquellos a los que por naturaleza jamás volverían a ver, ni siquiera para darles las gracias, en caso de salir triunfantes, mucho menos con los resultados que les toco vivir el resto de sus vidas.

 

Si te citaban a las cuatro de la tarde, tu candidato te iba cayendo si bien te iba, faltando unos diez minutos antes de las seis, "Se nos hizo tarde" nos decía siempre al arribar, la cara de molestia que ya teníamos nosotros se desencajaba más cuando el mismo candidato nos decía, sonrían.. esto es motivo para estar contento, por cierto, no le repartan propaganda a los niños, ellos no votan.  Mmmm, pen… saba yo que había escuchado mal, pero no, esas eran justamente las indicaciones del propio candidato, esa era la estrategia, su estrategia.

 

Mientras en el bando contrario, con una campaña austera, alegre y llena de niños y gente de la tercera edad avanzaba a pie y se juntaba en los parques y jardines de la ciudad realizando todo tipo de actividades en las que llegamos a pensar y malamente hasta burlarnos de que más parecían kermeses que mítines.  Para ellos la atención a los niños era lo principal, tenían una actitud de singular nobleza, de su candidato hasta llegamos a ser testigo de cómo pasaban los vehículos de campaña del candidato oficial y sonando claxon con rechifla demeritaban su imagen.  El, el candidato sonriente no perdía de vista su objetivo, llegaba nos cuentan en muchas ocasiones a poner el mismo las sillas donde la gente mayor se dispondría mas, repito, a disfrutar de una variedad que de los mensajes que poco importaban cuando veían que el mismo candidato interactuaba con ellos, a diferencia, abismal por cierto, del candidato oficial.

 

Regresemos pues con el oficial, por enésima ocasión llegó tarde a un evento, ahí con casi tres horas de diferencia, mucha gente seguía ahí porque apenas amenazaban que se iban, y tiro por viaje, descárgate otra camioneta con propaganda, "al cabo estos mugrosos es lo único que quieren" escuchábamos decir a los de logística, hombres conocedores y expertos en mil campañas.. Y sí, jamás salieron de ahí. Esa vez regalamos playeras, gorras, unos encendedores, muchos "pines", volvimos a regalar playeras, que dizque para llevar ¡ también regalaron agua en vasitos de plástico, frituras que no faltaban; ah, los calendarios y los cilindros que recién estaban de moda en las campañas, símbolo de status.

 

Quince minutos, como lo oyen, quince minutos si no es que menos de perorata y eso porque estaba de pasada, el candidato quiso llegar a saludar, me cae que perdió más tiempo inventando pretextos y pidiendo disculpas por haber llegado tarde que las propuestas que se aventó de la manga, el aplauso y ovación debo decirles fue la más grande que hasta entonces yo había escuchado, y no por el contenido de sus palabras, sino porque la gente ya quería irse a sus casas, ya estaban agotados, cansados, hartos.  Esa vez sucedió algo que mejor ni se los platico, que sea la historia la que lo juzgue y la divinidad la que me lo premie, si es que así debe ser, y si no, ahí que quede… Pero ese Menso me debe la vida.

 

Pues que sale como tapón de sidra, como que avisando que traía escolta, si que llevaba prisa el señor candidato, tres vehículos eran los que lo acompañaban de rigor, y tres satélites para los caprichos del asistente del chofer del señor. No creo que nos hubiéramos tardado ni 30 minutos más en el lugar del evento cuando a alguien se le ocurrió apoyar a los "jefes" de logística  y que nos trepan en la parte trasera de las camionetas para ir cuidando que no se fuera a caer nada de los implementos que quedaban, parecíamos moscas o pesera del DF, ya entonces la gente que nos veía nos hacia sentir su cariño por nuestro candidato, y no precisamente por el, mas bien por lo que representaba, en pocas palabras, nos tocaban las mentadas.

 

Llegamos al lugar donde se resguardaba la propaganda, espléndidos como lo eran los señores de logística nos obsequiaron paquetes de cilindros, de cachuchas y playeras, con un ¡Orale, ya váyanse a sus casa! Imaginen nuestra cara de emoción, caminando por las calles y Chin…. Para nuestra mala suerte, ¿con quien creen que nos topamos?, si, en efecto pensó usted bien.

 

Era el mismísimo candidato con el que nos encontramos en las afueras de conocido bar, y que aunque sabíamos no tomaba, si estaba por atender una reunión a la que había acudido con extrema urgencia y a la cual llegó casi de inmediato después de haber dejado botados a cientos de acarreados, porque militantes no eran los del el evento anterior. Ya sabrán como nos fue, jajajajaja, las miradas dirigidas a los objetos que atesorábamos en ese instante celosamente, el interrogatorio estuvo bueno, las miradas de sus asistentes nos decían todo, uno de ellos hasta nos insultó de fea manera; optamos por ignorarlos y como eso fue en viernes y ya no marcaban misteriosamente agenda para el sábado y domingo, regresamos hasta el lunes para continuar aguantando la carreta, los desaires, la grilla pues ¡. A dos de ellos tuve que aplicarles su correctivo días después por lo que se atrevieron  a decirnos.

 

Superado ese capítulo y ya envalentonados por habernos dado nuestro lugar nos limitábamos a preguntar: ¿A que hora es el próximo evento? se escuchaba en los pasillos constantemente, según la agenda es a las 4 pm respondían entre tres o cuatro acomedidos, ah bueno les decía yo, ahí nos vemos a las seis… A ver si llega el Huevón ¡!

 

Todo en estas narrativas llevan intrínseco el motivo de sugerirles a ustedes como es que uno puede aprender a vivir sin el poder, el secreto está precisamente en no haberlo tenido antes, o nunca de ser preciso, porque el poder es efímero, es temporal, es nada a lo que le espera a uno si no haces las cosas bien, y no me refiero a las transas, a la corrupción que dicen existe, sino a valores más profundos en la mente del ser humano.

 

Recuerde que en esta vida todo trata de Ver, Oír y callar. Pero cuando sea oportuno, hablar ¡

 

Dicho lo anterior, solo me resta decirles que si le ha gustado este tipo de narrativa, por favor hágalo saber a mi anfitrión www.cortandoporlozano.com con un like en la red social de Facebook, compártalo por una hora en su muro de Facebook, imprímalo si lo prefiere, o bríndeme un comentario; interactuemos si gusta usted, amén de que busque pistas de mi identidad, pregúnteme si algo quiere saber; recuerden que mientras ustedes no dejen de leer, yo procuraré no dejar de escribir. ".   (10 08 14)

 

 

 

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