Los periodistas de ayer (LXXXV)
CONTINUAMOS recordando la trayectoria del periodista, escritor y poeta don José Arteaga Pedroza (QEPD), a quien debemos recordar por la gran contribución que aportó a la historia de Aguascalientes.
También colaboró en la revista “La Gaceta”, que dirigía Juan José Mora Barba, hermano de mi padre el periodista Mario Mora Barba, ambos ya fallecidos; colaboró en la revista de circulación nacional Impacto dirigida por el destacado periodista Regino Hernández Llergo, en la Ciudad de México; colaboró en la página editorial de la cadena de periódicos API y por más de 10 años escribió la columna “Evocación”, en el periódico EL SOL DEL CENTRO, dirigido por don Francisco Gamboa López.
Dentro de las actividades que realizó como periodista se encuentran el de fundar junto con Carlos Loret de Mola, tío de quien muchos conocemos actualmente, el periódico El Heraldo de Aguascalientes, cofundador de EL SOL DEL CENTRO, fundador de los semanarios El Pueblo, Índice, Tinta Roja, Fénix, Voz Rielera, Foro Público, entre otras. Poca gente sabe que don José Arteaga fue cofundador de EL SOL y también de El Heraldo.
Asimismo, fue fundador de la Asociación Cultural Aguascalentense, de la Sociedad Artística: revista “Azul”; secretario general de la Sección 2 del Sindicato Nacional de Redactores de Prensa; fundador y presidente del Centro Cultural “Edmundo Gámes Orozco”; presidente de la Asociación Nacional de Periodistas, A.C.(ANPAC).
Ganó muchos certámenes literarios. En 1942 medalla de oro con “La Soñada eres Tú”, en ciudad de Lerdo Tejada, Durango.
En 1950 obtuvo la Flor Natural dentro de los Juegos Flores de San Luis Potosí con la “Dulce Lección”.
Luego, en 1952, primer lugar de los III Juegos Florales de Pabellón de Arteaga; en la V Feria Agrícola con “Canto a la Revolución”.
Un año más tarde, en 1953, medalla de oro en las Bodas de Diamante de la Escuela Preparatoria de la Universidad de Guanajuato, con “Elogio de la Provincia”.
En 1954 obtuvo la Rosa de Oro de los Juegos Florales de la Feria Nacional de San Marcos con: “Elogio de mi Ciudad” (sonetos).
En 1955 logró la Flor Natural de los Juegos Florales de Aguascalientes, con: “Ciudad Adentro”, presea, aunque todas la llenaron de alegría fue para don José Arteaga Pedroza, la que más satisfacción produjo en su ánimo, pues su anhelo fue obtener el premio ya que desde niño soñó que sería el poeta laureado, del Atenas de México, como se le llamó antiguamente a Aguascalientes; justa literaria en que logró fama dentro y fuera de nuestra patria, subraya su hija la periodista Matilde Arteaga Duarte, al recordar la obra de su señor padre.
Sin embargo, en esa noche imborrable para don José Arteaga Pedroza y que le llenó de gran satisfacción fue la presencia de su profesor José Guadalupe Peralta Gámez, quien lo recibió a la entrada del histórico y legendario Teatro Morelos donde fue la velada y le dio un cariñoso abrazo que lo conmovió hasta las lágrimas, ya que el maestro Peralta había sido una de las pocas personas que creyeron en él, en su vocación de poeta y jamás olvidó nuestro personaje que su profesor siempre lo alentó desde que fue su discípulo cuando era un pequeño escolar.
Posteriormente, en 1957 logró la Rosa de Oro, primer premio con “Canción de Presencia y Ausencia”, dentro de los Juegos Florales celebrados en la vecina ciudad de León, Guanajuato.
Por otro lado, cabe hacer mención que en el libro “Al final de la jornada”, escrito en 1959, de Zeferino M. Mares, en la página 198, considera como a dos grandes valores a Mario Mora Barba y a José Arteaga Pedroza, después de haber mencionado a otros grandes valores como son los casos de don Alejandro Topete del Valle, Alfonso Esparza Oteo, Ezequiel A. Chávez, doctor Jesús Díaz de León, Ramón López Velarde, Manuel M. Ponce, Salvador Gallardo Dávalos, Rafael García, Jesús Reyes Ruiz, Enrique Fernández Ledezma, Guadalupe Posada, Alfonso Ramírez “Calesero”, Rafael Rodríguez “El Volcán de Aguascalientes”, entre otros.
Como podemos observar, mucha gente ilustre que son orgullo de esta patria chica.
Quiero comentar que un servidor tuvo la fortuna de conocer a don José Arteaga Pedroza, pues fueron muchas veces que coincidamos en la redacción de este Diario cuando él venía a traer su colaboración y yo escribía afanosamente las notas del día. Otras veces en la calle nos topábamos.
Don José siempre de traje, zapatos bien lustrosos, con su inseparable portafolio. Vivió con mucha modestia, en una casa ubicada en la unidad habitacional José Guadalupe Posada.

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