Los periodistas de ayer (LXXIX)
Este espacio es dedicado ahora a uno de los periodistas más connotados de Aguascalientes, nos referimos nada más ni nada menos que a Salvador Rodríguez López (Rolos), quien por muchos años portó muy en alto su trabajo como reportero del diario El Heraldo de Aguascalientes, si bien también tuvo estancias esporádicas en otros medios de comunicación.
Hablar de Salvador o de Chava, como muchos le conocemos y tratamos, es mencionar a uno de mis grandes amigos personales y compañero de mil batallas, además de ser un poderoso competidor pues no solamente compartíamos amistad, fraternidad y compañerismo, también sosteníamos una feroz pelea silenciosa por llevarse cada quien la nota exclusiva o la información principal en sus respectivos medios, él por El Heraldo y un servidor por EL SOL DEL CENTRO, y también otro gran y finado amigo Fernando Lozano Galindo, por el diario Hidrocálido. Los tres cubríamos las fuentes oficiales, principalmente Gobierno del Estado y el Congreso local, por lo que un día sí y otro también, sin pausa ni tregua alguna, buscábamos afanosamente la “nota de ocho” para ganarla en buena lid a los otros dos y viceversa. Es decir, había un gran celo profesional y una desenfrenada competencia, sin mezclar la amistad y la sana convivencia.
Eran tiempos inolvidables que han quedado para siempre en nuestra memoria, porque eran épocas en que vivíamos al tope nuestras vidas, donde lo más importante era brindar la mejor información a nuestros lectores. No había otro afán.
Salvador, Fernando y un servidor andábamos siempre juntos, sobre todo cuando hacíamos guardia en los corredores de Palacio de Gobierno mientras el Ejecutivo en turno cubría su respectiva agenda de actividades, y nosotros a la caza de funcionarios y directivos de instituciones, asociaciones y cámaras empresariales que eran atendidos por la autoridad.
Y no crean que andar juntos era porque deseábamos estar así, no, sino porque nos cuidábamos unos a otros, para que no se escabullera alguno en pos de una entrevista o una nota que quería obtener en exclusiva, aunque esta vigilancia no funcionó muchas de las veces, pues cada uno lograba en ocasiones salirse con la suya, sin importar que al día siguiente vinieran las reclamaciones por no haber compartido la información, pero todo era parte de la sana competencia profesional entre reporteros, sin ánimo de lesionar los intereses o el trabajo de nadie.
Los tres, Salvador Rodríguez López, Fernando Lozano Galindo y el que esto escribe, nos íbamos frecuentemente a desayunar a una lonchería céntrica, sobre todo a comer gorditas rellenas de guisados, y no se diga fueron muchísimas las ocasiones en que después de cumplir con nuestras labores en nuestros respectivos diarios, nos citábamos en uno de los dos bares donde éramos clientes frecuentes para tomar unas copas sin llegar al estado de ebriedad, solamente por convivir y estrechar la buena amistad.
Salvo en una o dos ocasiones, quizá tres a lo mucho, se nos pasaron las copas, pero caro lo pagamos porque al día siguiente teníamos actividades informativas que cubrir y la “cruda” realidad nos provocaba estragos físicos y trastornos digestivos.
Claro que había rivalidad entre nosotros, pero esto no causó daños a nuestra relación de amistad y compañerismo, porque sabíamos diferenciar entre la gimnasia y la magnesia. Siempre nos vimos y tratamos con cariño, afecto y respeto, incluso cuando un servidor tuvo un fuerte problema de tipo sentimental cuando una novia me cortó de golpe y porrazo, tanto Salvador como Fernando, me animaron con sus acciones a seguir delante de mi estado de tristeza y depresión, todo lo cual valoré y valoraré siempre, porque me demostraron su amistad por encima de todo.
La verdad de las cosas fuimos muy unidos, hasta que esa unidad se rompió con la partida de Fernando. Efectivamente, él se fue de este plano terrenal pero su recuerdo queda para toda la vida. Es una amistad para siempre.
Puedo decir muchas cosas, pero por ahora nos centramos en la vida de Salvador Rodríguez López, quien comenzó sus actividades reporteriles en la sección deportiva de El Heraldo de Aguascalientes, allá por los primeros años de la década de los setentas del siglo pasado.
La siguiente semana continuamos.
0 Comentarios