Mi querida familia: Cualquiera que haya sido la marcha del año, fácil o difícil, estéril o rico de frutos, nosotros damos gracias a Dios. El Dios de Jesucristo, encarnado, muerto y resucitado. Cierto: a veces es difícil percibir esta profunda realidad porque el mal hace más ruido que el bien; la violencia extendida en todo nuestro país, son noticia; al contrario, los gestos de amor y de servicio, la fatiga cotidiana soportada con fidelidad y paciencia, se quedan a menudo en la sombra, no emergen. Es motivo también para que no nos quedemos sólo en las noticias si queremos entender el mundo y la vida; debemos ser capaces de detenernos en el silencio, en la meditación, en la reflexión serena y prolongada; debemos saber pararnos a pensar. De este modo nuestro ánimo puede hallar curación de las inevitables heridas del día a día, puede profundizar en los hechos que ocurren en nuestra vida y en el mundo y llegar a esa sabiduría que permite valorar las cosas con ojos nuevos.
El ser humano cada vez más “atraído por una falsa exaltación, o mejor, profanación del cuerpo y por la trivialización de la sexualidad”, espejo de una cultura ligada al consumismo y al secularismo que muestra “el déficit de esperanza y de confianza en la vida que constituye el mal "oscuro" de la sociedad moderna”.
Nuestro tiempo humano está lleno de males, de sufrimientos, de dramas de todo tipo – desde los provocados por la maldad de los hombres hasta los derivados de las catástrofes naturales.
Es por ello que Cristo es nuestra esperanza "segura". Pero nuestra esperanza siempre es esencialmente también esperanza para los demás. Sólo así es verdaderamente esperanza también para cada uno de nosotros”
Que Dios, amor infinito, inflame los corazones de cada uno de nosotros con esa caridad que lo empujó a entregarnos a su Hijo unigénito.
Mi querida familia, somos invitados a mirar al futuro, y a mirarlo con esa esperanza que es la palabra final ! – Señor, Tu eres nuestra esperanza, no seremos confundidos eternamente». Quien nos entrega a Cristo, nuestra Esperanza, es siempre ella, la Madre de Dios: María santísima. A quien hoy celebramos. María madre de Dios. Quien mostró a su hijo a los pastores y a los magos, sus brazos y aún más su corazón siguen ofreciendo al mundo a Jesús, su Hijo y nuestro Salvador. En Él está toda nuestra esperanza, porque de Él han venido para todo hombre la salvación y la paz. Que la Divina Providencia nos asista cada día y cada momento del nuevo año q vamos iniciar.
Feliz año nuevo 2025 no tengamos miedo a vivirlo con esperanza no nos dejemos confundir por las cosas del mundo antes bien pongamos todo en manos de María la estrella de la esperanza para que en nuestras noches oscuras y en nuestros días tenebrosos ella nos muestre siempre a su hijo amado fin de toda esperanza. Dios los bendiga hoy y siempre feliz año 2025. Así sea
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