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Héroes o ¿habrá judas?


Por Madero
Héctor Ruiz Esparza


Aguascalientes Ags. A 9 de septiembre de 2024, d.C.

El México; social, económico, político y judicial, se encuentra a la expectativa del día de mañana 10 de septiembre, cuando el pleno del senado de la república vote a favor o en contra de la reforma al Poder Judicial que envió el huésped de Palacio Nacional.

El país depende del voto de todo el grupo opositor, para que el país retome una de los ejes de la república y con ello continúe con un poder razonablemente imparcial.

La oposición, tal como lo declararon los últimos días de la semana pasada, deben de presentarse a los 43 senadores mantener su unión y rechazar mediante su voto la iniciativa del inquilino, (hasta el 30 de este mes) de la silla presidencial.

Bien lo comento Pascal Beltran del Rio en su columna publicada en Excélsior “Se busca Traidor” del pasado 5 de setiembre:

“el oficialismo ahora va por el voto de un solo senador de la oposición para aprobar la reforma judicial y, así, dar al traste con la división de Poderes.

Sólo uno, de 43. Nada más. Es todo lo que requiere para completar la cuenta de 86 senadores, necesaria para modificar la Constitución —en caso de que la asistencia sea total— y acabar con la independencia del Poder Judicial federal, único contrapeso al mando presidencial y solitaria garantía de que se respeten los derechos consagrados en la Carta Magna, de los que gozan todos los mexicanos.

¿Quién otorgará ese voto —o se ausentará repentinamente de la sesión, lo cual resulta lo mismo— y aceptará así pasar a la historia como alguien que hizo campaña por una cosa y entregó su voluntad a una causa distinta?

¿Será usted, Claudia Anaya Mota?

¿O usted, Ricardo Anaya Cortés?

¿O usted, Pablo Angulo Briceño?

¿O usted, Manuel Añorve Baños?

¿O usted, Anabell Ávalos Zempoalteca?

¿O usted, Alejandra Barrales Magdaleno?

¿O usted, Francisco Barreda Pavón?

¿O usted, Manlio Fabio Beltrones Rivera?

¿O usted, Néstor Camarillo Medina?

¿O usted, Gina Campuzano González?

¿O usted, Clemente Castañeda Hoeflich?

¿O usted, Luis Donaldo Colosio Riojas?

¿O usted, Marko Cortés Mendoza?

¿O usted, María de Jesús Díaz Marmolejo?

¿O usted, Agustín Dorantes Lámbarri?

¿O usted, Laura Esquivel Valdés?

¿O usted, Amalia García Medina?

¿O usted, Ángel García Yáñez?

¿O usted, Michel González Márquez?

¿O usted, Cynthia López Castro?

¿O usted, Miguel Márquez Márquez?

¿O usted, Juan Antonio Martín del Campo?

¿O usted, Mayuli Martínez Simón?

¿O usted, Guadalupe Murguía Gutiérrez?

¿O usted, Alejandro Moreno Cárdenas?

¿O usted, Francisco Ramírez Acuña?

¿O usted, Ivideliza Reyes Hernández?

¿O usted, Miguel Riquelme Solís?

¿O usted, Verónica Rodríguez Hernández?

¿O usted, Mely Romero Celis?

¿O usted, Cristina Ruiz Sandoval?

¿O usted, Gustavo Sánchez Vásquez?

¿O usted, Paloma Sánchez Ramos?

¿O usted, Imelda Sanmiguel Sánchez?

¿O usted, Lilly Téllez García?

¿O usted, Karla Toledo Zamora?

¿O usted, Enrique Vargas del Villar?

¿O usted, Mario Vázquez Robles?

¿O usted, Carolina Viggiano Austria?

¿O usted, Mauricio Vila Dosal?

¿O usted, Miguel Ángel Yunes Márquez?

¿O usted, Rolando Zapata Bello?

¿O será usted, Susana Zataraín García?”

La moneda está en el aire; o cumplen los 43 senadores de la oposición con su palabra empeñada de rechazar la iniciativa a la reforma al Poder Judicial, o la decisión de uno solo de votar a favor de ella, y con eso quedar en los anales de historia de nuestro país como un judas que vendió la patria por unos devaluados pesos.









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