Los periodistas de ayer (XVII)
En esta ocasión recordamos a un periodista de la llamada vieja guardia, quien se distinguió por su profesionalismo y entrega a su labor de informar con puntualidad a la opinión pública. Nos referimos al reportero José Luis Espinoza Ponce, quien prestó sus servicios para el diario El Heraldo de Aguascalientes.
Tuve la oportunidad de conocer a José Luis Espinoza Ponce como competidor y fraterno compañero de profesión. Nos transportamos a las décadas de los setentas y ochentas del siglo pasado.
En esos años los dos únicos periódicos que competían entre sí eran El Sol del Centro y El Heraldo de Aguascalientes, si bien también aparecieron, pero por pocos años los diarios Momento y La Opinión. Lo cierto es que la competencia principal estaba entre El Sol Centro y El Heraldo, por ocupar el liderazgo en el mercado informativo.
¨por aquellos años los reporteros que cubrían la fuente gubernamental, es decir, Gobierno del Estado eran Agustín Morales Padilla por EL SOL y José Luis Espinoza Ponce por El Heraldo. Un servidor en aquella época era un principiante y cubría ya fuentes locales por EL SOL, pero no las importantes, es decir, atendía varias dependencias federales y estatales, centrales obreras y partidos políticos de oposición.
Y cubría Gobierno del Estado durante las vacaciones de Agustín Morales Padilla. Y era cuando tenía la oportunidad de convivir más con José Luis Espinoza, quien siempre me brindó su apoyo y mano amiga. José Luis estaba siempre preocupado por conseguir la nota diaria, que no era solamente una, sino dos, tres, cuatro o cinco informaciones de interés.
Cabe mencionar que José Luis trabajaba también en lo que en ese entonces era la Tesorería General del Estado, ahora Secretaría de Finanzas, cuyas oficinas se encontraban en la planta baja de Palacio de Gobierno. José Luis ocupaba un cargo relevante en esa dependencia, que le permitía salir las veces que quisiera para cubrir actividades del Ejecutivo, asistir a ceremonias oficiales o entrevistar a diversos funcionarios.
Siempre llevó bien puesta la camiseta de El Heraldo. Leal a su director don Leandro Martínez Bernal, quien ejercía un gran liderazgo en ese rotativo y era gran formador de periodistas. José Luis siempre andaba de vestido con ropa casual, pocas veces lo vi de saco y corbata.
Cuando no me topaba a José Luis en la actividad reporteril, lo veía a lo lejos cuando iba a visitar a una de sus hermanas en el populoso barrio de Guadalupe. Su hermana residía en la calle Nacional, en el corazón del jardín de Guadalupe, a media cuadra de la casa de mi abuela materna Evangelina, con quien un servidor vivía varias temporadas al año. Todos los fines de semana de mi infancia y adolescencia, así como de las vacaciones escolares, las pasaba al lado de mi abuela. Y fueron muchas las ocasiones en que vi a José Luis llegar o salir de la casa de su hermana, quien estaba formalmente casada y con hijos mayores.
Esto nos habla de que José Luis era un hombre dedicado a fortalecer los lazos familiares.
Y la desgracia tocó las puertas de José Luis, de su esposa y sus vástagos, cuando uno de sus hijos de nombre Hugo, espero no equivocarme, estudiante del Instituto Tecnológico de Aguascalientes (ITA), sufrió un accidente e fatal al ser atropellado a las afueras de esa institución educativa, cuando salía a bordo de su motocicleta. Habían concluido las clases un día por la noche y al salir a bordo de la motocicleta fue arrollado por veloz vehículo. Su muerte fue casi instantánea, a pesar de la oportuna intervención de los socorristas voluntarios de la Cruz Roja, que nada pudieron hacer, pues Hugo ya no presentaba signos vitales.
Su muerte fue devastadora para su padre José Luis, quien jamás pudo reponerse de la pérdida de su hijo. Al colega periodista le di el pésame durante el velorio efectuado en las capillas Tangassi que en ese entonces funcionaban por la calle Venustiano Carranza, casi frente a la Casa de la Cultura.
A partir de esos tristes momentos, José Luis Espinoza Ponce ya no fue el mismo, siguió entregado a la actividad periodística y a su labor de servidor público, pero al paso del tiempo buscó jubilarse y retirarse de sus tareas diarias.
José Luis se retiró con dignidad para estar al lado de su familia y vivir su suelo, pues Hugo era su hijo predilecto, además de ser un magnífico estudiante. Años después José Luis Espinoza Ponce dejó de existir.
Tenemos la firme esperanza de que ahora está al lado de sus familiares que le antecedieron en el viaje al más allá, y sobre todo junto a su querido hijo Hugo. Ya no siente tristeza ni desolación, pues está con sus seres queridos.
Nosotros lo recordamos por su labor de informar a los lectores de El Heraldo de Aguascalientes, siempre con gran profesionalismo y entrega. Al estilo de los viejos reporteros, siempre con su liberta de apuntes y una pluma, rara vez empleaba grabadora. Como decía el gran Gabriel García Márquez, la memoria es mucho mejor que cualquier grabadora.
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