Los periodistas de ayer (XIII)
Hoy recordamos con profunda emoción a un joven reportero policiaco, quien logró cumplir con su misión de informar a la opinión pública. Se trata de Rigoberto de Lira Palacios, quien decidió escapar por la puerta falsa y atentar contra su vida, hecho que causó consternación entre sus familiares, amistades, compañeros de trabajo y colegas.
A Rigoberto el que esto escribe lo conocí como compañero socorrista voluntario de Cruz Roja Mexicana. En esta noble institución convivimos varios años y cubrimos largas jornadas al servicio del prójimo, sobre todo las guardias nocturnas que eran desveladas seguras.
Años más tarde a Rigoberto le nació la inquietud de convertirse en reportero y comenzó a colaborar con algunas publicaciones semanales, hasta que tuvo la oportunidad de trabajar en este Diario, concretamente en la llamada nota roja. Comenzó a brillar con luz propia en el ejercicio del periodismo diario, pues se entregaba por completo a su misión de informar con veracidad y objetividad al público lector.
Supo ganarse el respeto y el aprecio de sus colegas periodistas, incluyendo a los reporteros de la fuente policiaca de los demás medios de comunicación que lo sentían como uno de los suyos, sin dejar de competir por la exclusiva.
Hubo un pero en su vida profesional y personal. Su creciente adicción a las bebidas embriagantes. Por lo regular no faltaba a sus labores, pero hubo ocasiones que el alcohol lo venció y faltó a su trabajo. Pero el director del Diario le tenía mucha paciencia pues sabía su problema y por lo reglar no lo sancionaba, aunque si se llevaba una fuerte amonestación.
En una ocasión dejó de ir a laborar por espacio de muchos días, por lo que no hubo otra opción que darlo de baja. Anduvo de parranda varias semanas y después sus familiares lograron internarlo para tratar de rehabilitarlo de su adicción al alcoholismo. Una vez con signos evidentes de mejoría pidió nuevamente una oportunidad laboral, misma que se le concedió.
Después de algún tiempo, Rigoberto volvió a las andadas y recayó en el alcohol. Y un amanecer, desesperado por su propia condición, Rigoberto tomó la fatal decisión de acabar con su existencia. Se colgó de un árbol en un solar de la colonia España, muy lejos de su hogar.
Triste sorpresa de sus compañeros policiacos de radio que llegaron a cubrir la información, cuando observaron que la persona fallecida era nada menos que su colega y amigo Rigoberto de Lira Palacios, por lo que la noticia sobre su inesperada muerte corrió como reguero de pólvora.
Su muerte nos causó a todos una gran consternación y pesar. Su recuerdo quedó para siempre con nosotros.
La periodista, escritora, investigadora y maestra Pilar González, quien fue colega y competidora de Rigo, pues ella fue la primera mujer que cubrió la policiaca en Aguascalientes y una de las primeras en el país, para el diario El Heraldo de Aguascalientes, recientemente escribió un texto en memoria de Rigoberto, mismo que reproducimos a continuación.
HOY RECORDÉ A RIGO, COMPAÑERO DE BATALLAS
Los muertos han salido del sepulcro, muertos de extrañas formas y colores...Hoy escribo recordando a un compañero periodista que tomó una decisión desafortunada...Rigoberto.
Un sacudimiento de resurrección te dio alcance y con un efecto de torbellino te llevó. Probablemente eso fue lo que te orilló a tomar la decisión que no comprendo aún.
Creíste que al huir de esa manera evitarías la miseria y el dolor de tu mundo indiferente...¡Al lado tuyo tenías la respuesta!
El árbol que te acompañó en tu muerte, tenía hojas, allí estaba la tuya propia...un árbol cuyas hojas eran una a una distintas, de diferente tono, cada cual contando una historia, así era la vida, vasta de posibilidades. Por amarillentas que estuvieran, poseían oportunidad de seguir...vida tan estrecha que terminaste de pie, como estatua.¡Echando abajo cualquier compromiso de amistad, de juramento!
Sentí rabia luego del sonido estridente que causó saber tu decisión. Luego del pánico que me dio el duro destino que elegiste. Busqué en tus soledades, sueños cósmicos y heroicos que no logran explicarme tu último momento. Busco caminos para el olvido que no logro conectar, busco nutrición en mi esperanza y ninguna palabra puede cubrir tu ausencia. Allí donde tomaste la terrible decisión, hemos dejado una cruz, símbolo de un abrazo final...
Así quiso terminar el buen Rigo...Éramos tres reporteros de sección policíaca trabajando por intuición, por entrega...que en las madrugadas tras concluir la jornada, recorríamos el centro de la ciudad luego de terminar de contar las historias más oscuras y degradantes de la sociedad. Tres que pactamos, que compartimos, que bromeamos y que nos planteamos muchos compromisos personales; finalmente uno de nosotros falta por propia voluntad. ¡No pudiste más!
Gracias por permitirme expresar este sentimiento que quedó fijo, pero que llegó la hora de decirle adiós...
No recuerdo cuántos años han pasado...
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