Muy buenos días mi querida familia.
Fiesta de la Sagrada Familia.
Último día del año 2023.
Lucas 2, 22-40.
Agradezco a Dios haber caminado juntos este año que agoniza y pido a Él los colme de bendiciones y salud. Feliz año nuevo 2024
El pasaje de Lucas que hoy leemos, termina diciendo: «El niño, iba creciendo y fortaleciéndose, se llenaba de sabiduría y la gracia de Dios estaba con él».
Cuando hablamos hoy de «educar en la fe», ¿qué queremos decir? En concreto, el objetivo es que los hijos entiendan y vivan de manera responsable y coherente su adhesión a Jesucristo, aprendiendo a vivir de manera sana y positiva desde el Evangelio.
Pero hoy día la fe no se puede vivir de cualquier manera. Los hijos necesitan aprender a ser creyentes en medio de una sociedad descristianizada. En un mundo que cree vivir feliz sin Dios, lo fuimos desplazando de nuestras conversaciones, reemplazado por la televisión, por la radio, por la tecnología, por las nuevas plataformas digitales. Haciendo aún lado la bendición de los alimentos, de enseñarle a nuestros hijos a rezar y tantas cosas más. Si pasa todo esto, ¿cómo podemos pretender que haya paz? Nuestras familias, tu familia necesita de Jesús. En una sociedad como esta, exige vivir una fe personalizada, no por tradición, sino fruto de una decisión personal; una fe vivida y experimentada, es decir, una fe que se alimenta no de ideas y doctrinas, sino de una experiencia gratificante; una fe no individualista, sino compartida de alguna manera en una comunidad creyente; una fe centrada en lo esencial, que puede coexistir con dudas e interrogantes; una fe no vergonzante, sino comprometida y testimoniada en medio de una sociedad indiferente.
Esto exige todo un estilo de educar hoy en la fe donde lo importante es transmitir una experiencia más que ideas y doctrinas; enseñar a vivir valores cristianos más que el sometimiento a unas normas; desarrollar la responsabilidad personal más que imponer costumbres; introducir en la comunidad cristiana más que desarrollar el individualismo religioso; cultivar la adhesión confiada a Jesús más que resolver de manera abstracta problemas de fe.
En la educación de la fe, lo decisivo es el ejemplo. Que los hijos puedan encontrar en su propio hogar «modelos de identificación», que no les sea difícil saber como quién deberían comportarse para vivir su fe de manera sana, gozosa y responsable.
Mis queridos Padres de familia, abuelos, padre y madres solteros, no tengan miedo de testimoniar su fe en las buenas obras. Para que sus hijos y nietos viendo su buen ejemplo se animen a creer en Él.
Dios conceda a todos un feliz 2024. Nos acompañe en las alegrías y tristezas. Gozos y esperanzas. Nunca dejemos de ser luz, vida y esperanza para los demás.
Dio con noi.
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