Gabriel Navarrete Otero
(qepd)
Hace ya una semana, que despedimos a Gabo, buen hijo, gran amigo, excelente padre, una extraordinaria persona, Gabriel Navarrete Otero. Tuvo una “buena” muerte; Si hemos de calificarla de alguna manera, sin duda esa sería la mejor: murió mientras dormía.
El lunes, Gabriel, de 18 años, quien vivía con su padre se levantó, se preparó y se fue a la “Prepa”, creyendo que dormía y no quiso despertarlo. Poco después le habló la novia de su papá, Paola, preocupada porque no contestaba a sus llamadas. Gabriel hijo le habló a su abuela, Martha Otero y le pidió ir a la casa, a ver si pasaba algo. Entró la señora a la casa y no vio a su hijo, pero al entrar a la recámara, apenas verlo comprendió que estaba muerto.
Luego vendría el Viacrucis del duelo, que no termina sino hasta que los dolientes se quedan solos. Hubo qué esperar mucho por el personal de la funeraria, horas que se hacían eternas. Al filo de la medianoche el cuerpo fue llevado a la sala de velación. Tocó a su amigo Jorge Lozano, inseparables desde la adolescencia, acompañar los despojos de Gabriel las horas que permaneció en la casa, recostado en ratos en el lecho mortuorio, junto a su amigo, velando su sueño eterno…
La misa fúnebre fue oficiada por el Padre Gandhi, en su Parroquia, el Santuario de Guadalupe; su homilía hacía ver todo tan fácil, tan natural como en esencia lo es. Un mensaje de veras reconfortante. Ahí supe, apenas, que Martha su madre, fue mi compañera de trabajo muchos años en el Banco Rural ¡Qué cosas!
El padre de Gabriel, Rubén Navarrete García, ex Policía Federal de Camino mejor conocido por “Comandante Cóndor”, se vio impedido de hacer el viaje de San Luis Potosí, donde la familia de Gabriel residió muchos años.
Sobreviven a Gabriel Navarrete Otero sus padres, y sus hijos: Gabriel, Fátima y Mateo; y para la posteridad queda en su WhatsApp la frase que escogió como su filosofía de vida: ¡”Quien no es lo bastante valiente para correr riesgos, no conseguirá nada en la vida”.
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