“No hay nada secreto que no llegue a descubrirse,
ni nada escondido que no llegue a saberse"
Estamos ya en tiempo ordinario ciclo A, en el domingo XII y terminaremos el domingo XXXIII. El evangelista de este tiempo será San Mateo.
Centrémonos en lo que Jesús recomienda a sus apóstoles en el Evangelio: “No hay nada secreto que no llegue a descubrirse, ni nada escondido que no llegue a saberse; lo que les digo en la oscuridad díganlo a la luz del día, y lo que les digo al oído pregónenlo desde las azoteas”.
Los primeros cristianos tuvieron que sufrir persecuciones por manifestar su fe, y sin embargo no callaron a pesar de las amenazas y siguieron anunciando sin temor el mensaje liberador de Jesucristo. También nosotros estamos llamados, cada uno y cada una con una misión específica, a dar testimonio abiertamente de la Buena Noticia de Jesús, tanto mediante la palabra como a través de nuestro comportamiento.
Con frecuencia puede suceder que, ante un ambiente adverso a la fe como el que se suele respirar en las circunstancias actuales, experimentemos la tentación de ocultar nuestra identidad de creyentes. Es entonces cuando el Señor nos invita a no tener miedo, ofreciéndonos la fuerza de su Espíritu para no dejarnos llevar por la cobardía o el falso “respeto humano”, de modo que pueda aplicarse a nosotros lo que dice Jesús: Si alguien se pone de mi parte ante los hombres, yo también me pondré de su parte ante mi Padre del cielo.
También nos dice: "No teman a los que matan el cuerpo, pero no pueden matar el alma; teman más bien al que puede llevar alma y cuerpo a la perdición". También nosotros, si queremos ser verdaderos seguidores suyos, debemos estar dispuestos a dar nuestra vida. En medio de un ambiente que lleva a muchos a claudicar de sus convicciones ante el riesgo de poner en peligro la propia comodidad, su puesto en la política o en la vida eclesial, el mensaje de Jesús es claro: no nos dejemos dominar por el miedo.
Que el Señor nos conceda su Gracia para ser verdaderos discípulos y misioneros de su amor y ganarnos un pedacito de cielo, y no la gloria de los hombres.
Buona domenica dell Signore. Dio con noi.
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