Muy buenos días mi querida familia.
El mensaje que nos trae la palabra de Dios en este II Domingo de Cuaresma se centra en el tema de la fe. La primera lectura del libro Génesis, nos muestra al patriarca Abraham como modelo del hombre creyente; el Evangelio de San Mateo, nos presenta a Jesús transfigurado fortaleciendo la fe de sus discípulos; y en la segunda lectura de la 2 carta de san Pablo a Timoteo, nos invita a tener fe en la fuerza que Dios nos da para no desfallecer a pesar de las dificultades que implica su seguimiento.
Abraham sale de su patria, y emprende un camino hacia el futuro que el Señor le promete como un porvenir de felicidad, ofrecido a él y a su descendencia, como también a todos los seres humanos.
También nosotros somos llamados por Dios a ponernos en camino hacia un futuro de felicidad, y este llamado se actualiza cuando escuchamos su palabra. Para responder positivamente, necesitamos el don de la fe. Una fe que nos haga posible, como lo hizo Abraham, no sólo emprender, sino además recorrer con perseverancia el camino que Dios mismo nos muestra para alcanzar la meta prometida.
En el Evangelio, JESUS hace el anuncio de su pasión y muerte, y la exhortación a tomar la cruz y estar dispuestos a entregar la vida a imitación de Él, este anuncio causó en aquellos primeros discípulos un efecto de desaliento. Entonces, para animarlos y fortalecerlos en la fe, Jesús les manifiesta su gloria haciéndoles ver en forma luminosa lo que sería el acontecimiento pascual de su resurrección, e indicándoles que en Él se cumplirían las promesas contenidas en el Antiguo Testamento, específicamente en los textos bíblicos de la Ley y de los Profetas, simbolizados respectivamente por las figuras de Moisés y Elías.
También nosotros necesitamos que, en medio de la oscuridad de las circunstancias problemáticas de nuestra existencia, cuando nos sentimos abrumados por el peso de la cruz que a cada cual le corresponde cargar, el Señor se nos manifieste animándonos desde la fe, iluminándonos con su propia luz y dándonos la fuerza que necesitamos para no desfallecer en el camino de esta vida, que no es un camino de rosas sino un sendero en el que debemos afrontar con valor las situaciones difíciles que se nos presentan y esforzarnos por superarlas con su ayuda.
No olvidemos nuestros ejercicios espirituales de Cuaresma.
Buona domenica dell Signore. Dio con noi.
0 Comentarios