Hace 10 meses que fue
atropellado por un auto
Raúl Alba Lozano “le echó la sal”
por Trabajar en Días Santos,
Bromea
Para Larga Vida, Barro, y Buena Cara al mal Tiempo
Por Matías Lozano Díaz de León
Don Cipriano Esparza
Oliva murió, de hecho, hace años,
pero por esas cosas que los creyentes llaman “De la Providencia”, diez años
después fue candidato a Regidor Suplente
por la vía de la Representación Proporcional al Ayuntamiento de Aguascalientes,
y por si quedan dudas de que sigue “vivito y coleando”, permítame decirle,
amable lector de “Cortando por Lozano”, que en la edición del 6 de mayo de El Sol
del Centro apareció una nota con el encabezado: “Anciano atropellado”, una
fotografía suya (de don Cipriano), sentado en una guarnición, en Ciudad
Industrial, siendo atendido por socorristas de la Cruz Roja...
Déjeme presentarle a
Don Cipriano, a quien entrevisté en 1998 para el quincenario Reporte Político
Policiaco, del que hicimos 189 números, de abril de 1997, a mayo de 2005, de
los cuales resguardan sendas colecciones los archivos municipal y estatal y las
principales bibliotecas públicas. Don Cipriano fue líder de una de las agrupaciones de tianguistas
que existen en la ciudad capital, que opera precisamente en el sector de La
Purísima, y se dedica al comercio de las yerbas medicinales.
Aproximadamente diez
años atrás, en uno de los días “santos”,
Raúl Alba Lozano, dirigente entonces de la Confederación Nacional de
Organizaciones Populares en Aguascalientes, y el asesor jurídico, licenciado
José Paz López se detuvieron en una casa en proceso de demolición ubicada en la
calle Nueva de la Paz 106, donde saludaron a su propietario, Cipriano Esparza
Oliva, y a modo de broma le reprocharon que estuviese trabajando en días que
son de “guardar”. Poco después, ya que se hubieron retirado los dirigentes del
sector popular, un muro cayó sobre la humanidad de don Cipriano.
Raúl Alba Lozano,
hombre de campo, propietario de un predio rústico ubicado allá por el rumbo de
Amarillas de Esparza, no tiene lo que se dice fama de ave de mal agûero,
y el licenciado Paz tampoco, así que por consenso se concluye que aquel
accidente sufrido por el dirigente de tianguistas fue una mera casualidad.
-”Ya ni me acuerdo,
pero fue hace como diez años”, dijo entonces a RPP don Cipriano,
entrevistado en su local de La Purísima, donde vende todo tipo de hierbas
medicinales.
RPP.- ¿Cómo fue el accidente?
-”Bueno, es que andaban
ahí mis muchachos en la obra, y luego de que quitaron el escombro de un lado,
en lo que era el zaguán, a mí se me
ocurrió, al figurárseme que se iba a caer el muro, ir a ponerle una tabla al medidor del agua,
para que no se quebrara si le caían los escombros. Pero sucedió que cuando
regresaba de poner la tabla, se me vino encima el “movimiento” (el muro), y ya
no supe yo de nada, porque perdí el conocimiento.
Quienes siguieron de
cerca la evolución de las lesiones de don Cipriano, señalan que el hombre, que
quedó sepultado por los escombros, estaba prácticamente muerto cuando lo
sacaron, con visibles graves lesiones en la cabeza, pero que los socorristas de
la Benemérita Cruz Roja lograron resucitarlo, y con los signos vitales activos,
si bien muy débiles, lo trasladaron en una ambulancia a la Central Médico
Quirúrgica, a petición de la familia.
RPP.- ¿Cómo se enteró de lo ocurrido?
-”Pues yo me vine dando
cuenta como al mes, porque estuve inconsciente en la clínica.
RPP.- ¿Qué le platicaron? ¿Cómo fue?
-”Pues mis hijos me
auxiliaron, porque me aterré completo con los escombros. Lo que sucedió es que
una puerta fue la que me salvó, porque fue la que me cayó encima. Si no hubiera
sido por esa puerta, ya no estaría aquí platicando con usted. Encima de la
puerta siguieron cayendo los escombros”.
¿Después de una
experiencia como esa, con Cipriano, de que usted estuvo prácticamente muerto,
que piensa de la vida? Al saber que había vuelto a nacer, ¿que emociones tuvo?
¿Qué pensó?
-”Pues, salí de la
clínica muy decaído, que no pensaba en nada. Todavía pasé como medio año
recuperándome. Yo considero que cuando Dios protege a uno, aunque le pase un
tren encima, no pasa nada”.
RPP.- ¿Hubo algún
cambio en su vida?
Pues sí, me he sentido
más contento, doy gracias a Dios, porque a la nada todavía no termina mi
quehacer en esta vida”.
Con una evidente buena
salud y notable vigor a sus 78 años de edad, don Cipriano revela el secreto, si
bien hay mucha gente que lo comparte, y mucha, la más, que se muestra
escéptica.
“PONGASE BARRO Y SONRIA”
rpp.- ¿Cómo le
hace para conservarse con buena salud?
-”Pues nada, vivo mi
vida normal; lo que sí trato es de que,
al mal rato, buena cara. Hay ocasiones en que se presentan malos ratos, pero no
hay que hacerles caso, más que dejarlos que pasen, y seguir alegres y
contentos, porque es lo primordial”.
RPP.-
Utiliza usted mucho los elementos naturales, según sabemos, al grado de que
quienes lo conocen aseguran que usted se “baña” con barro.
-”¡Uh, sí, es una cosa
magnífica! Un tiempo sufrí una dolencia, dizque era una infección intestinal, y
no podía dormir. Entonces me fui con el médico, me examinó, y me aseguró que me
aliviaría con unas pastillas que me recetó. Y nada, siguió la misma y regresé
con él, le dije que seguía igual o peor, y me dio otras, jurándome que con esas
sí me aliviaría. Entonces le dije a uno de mis hijos; ‘oye, tráeme un medio
costal de tierra de por ahí, porque anoche no pude dormir por esa dolencia’.
Pues ya que me trajo la tierra, me puse
mi cataplasma y ¡hojas!, se quitó la dolencia, y cada vez que me volvía, me
ponía el barro y se me quitaba, hasta que, en una ocasión en que me dio flojera
preparar el barro, me tomé unos tés de Cola de Caballo y ¡adiós dolores!, y es
que la medicina natural es una cosa, como le dijera, ¡hermosa!.
“En una ocasión llegó
uno de mis hijos y me dice: -’Oye, papá, préstame una feria, porque se acaba de
quemar Migue (hijo de Jorge y nieto del entrevistado), se le cayó una olla
caliente de la estufa y, no, nomás viera cómo está. Necesito llevarlo al
hospital”.
-Bueno, pero para qué
te presto esa feria si yo soy el “doctor”, le dije. Casualmente tenía yo una
maleta de tierra, y también cargué con Árnica y Cola de Caballo. Le dije a mi
nuera que pusiera a hervir aquellas yerbitas y que luego las pusiera a que se
enfriaran rápido. Entonces le pusieron en periódicos el barro y se lo aplicaron
en las quemaduras. En un momentito, la criatura ya estaba dormida, lo que
quiere decir que ya se le había quitado la dolencia. Ese ‘movimiento’ es tan
eficaz, que no queda ni cicatriz. A una herida, por ejemplo, se le aplica el
barro y no queda ni cicatriz. Es una cosa natural muy preciosa.
RPP.- ¿No hay riesgo de
una infección?
-”Bueno, hay infección
cuando se aplica tierra que esté sucia, pero si es tierra de un barranco, asoleada, porque el sol la purifica, no
hombre, es una cosa hermosa. Pero sí, para esas cosas se necesita que la tierra
no esté contaminada”.
EL ATROPELLO.-
El jueves 5 de mayo del año pasado (2016), según la nota
periodística don Cipriano fue atropellado “al cruzar sin precaución” la avenida
Julio Díaz Torre, en Ciudad Industrial, no obstante que el conductor de un auto
Golf blanco –José de Jesús, de 25 años- frenó para evitar el impacto. Don
cipriano sufrió fractura en la pierna izquierda, pero, los cuidados médicos y luego ensu casa,
sus cataplasmas de barro, lo pusieron bien pronto en circulación, con las
limitaciones naturales del caso.
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