-"Lles", le contesté de inmediato, para no dejar lugar a dudas.
Hizo una pausa y de nuevo arremetió... ¿y, japonés?
Un poco, respondí, ya sin tanta seguridad,
lo cual aprovechó mi nieta, y agregó:
-"Dime una palabra en japonés". -,Sayonara, contesté, ya algo preparado;
otra, reviró mi nieta ,sospechando mi ignorancia, y con toda intención
alcancé a reponerme, y dije: "Tokio".
"No insistió, por suerte, en el interrogatorio, pero persistió la duda, de seguro.
La verdad es que mi inglés no está en grado Tofel u otra calificación;
anda entre el cero y uno por ciento, desde "open di guindou hasta tis is a buc".
Ahora que entró la señal nueva de televisión, de pronto me volvió a la época del radio
lo cual si lo prueban, no es tan malo y despierta la imaginación.
El caso es que escuché a un doctor Dobson, que platica sobre la familia:
decía que no hay que darles todo y de inmediato a los hijo,s
que se les hace daño si no se les permite desear algo,
con aquel falso razonamiento de "que tengan lo que yo no tuve".
Si pide una bicicleta, le doy un carro;
si quiere ir de vacaciones, de ya, lo llevo a un lugar caro.
Que hay que permitirles el querer y desear; y esperar o batallar para obtener.
Total, que no se les dé todo a los hijos, que hagan el esfuerzo;
que la vida es eso, esforzarse por obtener lo propio,
decidir las opciones, asumir responsabilidades,
tomar decisiones y llegar al mundo de los derechos y las obligaciones,
que sólo así se ayuda a los hijos a forjar su vida, su carácter y su futuro.
Palabras trilladas que no por eso pierden su vigencia
y aunque ya no estoy en etapa de formar hijos,
que a Dios gracias tengo tres y cada quien decide sus cosas,
tengo muchos nietos y mis hijos se encuentran en la etapa de formarlos,
de ayudarles, para que después, en su momento, decidan su vida.
Uno como abuelo sólo se alegra o se aflige, según nos parecen los sucesos.
Francisco Javier Ramos Rivera
Que Dios nos ayude a todos y que cada quien tome sus mejores decisiones.
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