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Los Universitarios Héctor de León

Los universitarios

 

Universidad del futuro inmediato

 

Héctor de León

 

A fines de la década de los noventa del siglo pasado, contadas universidades mexicanas se cuestionaban sobre el futuro de la educación superior, sobre todo porque era inminente la llegada del siglo XXI. Los primeros planteamientos auguraban cambios radicales en la transmisión del conocimiento, alentado por el sorprendente avance de las nuevas tecnologías. El aula tradicional y las metodologías de enseñanza tendrían que sufrir serias y profundas transformaciones.

 

Dados los planteamientos generales del cambio en las universidades, en una reunión informal de amigos, Guillermo Hernández Duque, fundador de la Universidad Politécnica de Aguascalientes y acucioso investigador sobre temas de la educación superior, hizo un perfecto planteamiento: las universidades sufrirán cambios notables porque ahora el conocimiento está en una nube y es fácil acceder a él. Desde luego, me refiero a un planteamiento general y no a las palabras textuales.

 

En los últimos años, las universidades de los países desarrollados se cuestionan qué hacer con importantes extensiones de sus áreas físicas porque gracias a los avances de las nuevas tecnologías, en determinados programas ha cambiado la relación maestro-alumno, basado en la comunicación de plataformas computacionales. La enseñanza tradicional, basada en la relación cara a cara, en la posición cómoda y dictatorial del maestro, para asignar, en la actualidad, nuevos roles a los entes sustanciales de lo que es el proceso enseñanza-aprendizaje.

 

Pero esto no es todo. Desde esta perspectiva, también sufren afectaciones importantes en lo que concierne al nuevo diseño de aulas, talleres, laboratorios, bibliotecas, etcétera, de tal forma que las universidades de avanzada han comenzado a buscar qué hacer para dar rentabilidad a sus plantas físicas, y una de las primeras fórmulas sería la de ofrecer servicios de alta calidad a los sectores productivos, a un bajo costo.

 

Pero –el eterno pero-, como en México nos gusta ir a la zaga, con retraso para entrarle a la modernidad, seguimos empecinados en metodologías de enseñanza del siglo pasado. La propuesta directa del doctor Hernández Duque es que las universidades tienen que derribar sus muros para salir al encuentro de los grupos sociales, de ahí que la acreditación o certificación de las instituciones de educación superior, tendría que calificarse, a la par de la calidad de sus egresados, de los beneficios que lleven a la sociedad.

 

Lo trascendental, es que las universidades tienen infinidad de cosas por hacer en ese rol que se han ganado, de ir a la vanguardia de los cambios sociales. La introspección de las universidades reclama inmediatez, como la evolución del conocimiento, pero de sólo contemplar los ritmos de las casas de cultura superior, es evidente que el primer cambio tendrá que darse en quienes tienen las responsabilidades superiores, directivos y profesores, aunque se les ve muy lentos, gozando la zona de confort que se han creado en las universidades. (facebook)

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