Muy buenos días mi querida familia.
La Iglesia nos invita este domingo inmediatamente posterior a la celebración del nacimiento de Jesús, a meditar sobre la Sagrada Familia compuesta por Él, María y José. En este tiempo de Navidad cobra especial importancia el sentido de la familia.
Tanto la 1ª lectura, tomada de un libro del Antiguo Testamento, llamado de Ben Sirac o Eclesiástico, como la 2a., nos recuerdan el cuarto mandamiento de la Ley de Dios: “Honrarás a tu padre y a tu madre”.
En la 2ª lectura encontramos un detalle interesante: la exhortación de Pablo a los padres a que traten a sus hijos como personas que merecen respeto (“padres, no exasperen a sus hijos”), tiene una actualidad especial en nuestro país, donde la violencia intrafamiliar -en especial el maltrato infantil- es una de las manifestaciones más frecuentes de la injusticia social.
Así, pues, el cuarto mandamiento de la Ley de Dios no es sólo para los hijos con respecto a sus padres. Implica también que éstos sepan ganarse el respeto de sus hijos, con el testimonio de su ejemplo de buen trato.
La segunda lectura nos presenta también todo un programa para la realización de la vida familiar. Resalta en este programa la disposición a la comprensión y al perdón, indispensable para la armonía entre esposos y entre padres e hijos.
Es en el seno de la familia donde se aprende a pedir perdón y a perdonar, con todo lo que ello implica en términos de reconciliación y a la vez de disposición a enmendarse y reparar los males causados.
El texto bíblico nos presenta una doble referencia a la Acción de Gracias, término que corresponde en griego a la palabra Eucaristía. La Misa de los domingos y días festivos debe ser constante en la vida familiar, además de la oración diaria en familia, a la hora de compartir el alimento, dándole gracias al Señor por él y pidiéndole que nos disponga a compartir lo que tenemos, con los más necesitados.
"¡Salvemos la familia!". Hay que salvarla del lenguaje equívoco que por todas partes la acecha. Hay que salvarla de todos los virus que la destruyen: divorcio, infidelidad, mentalidad hedonista, individualismo egoísta. (Palabras de ntro. obispo de Aguascalientes)*
Que al término de este año acudamos como familia a dar gracias a Dios y pedir nuevas gracias para el año venidero. Buona domenica dell Signore. Dio con noi.
Salvemos la familia!
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Barcelona, España. Templo dedicado a la Sagrada Familia |
A punto de finalizar el jubileo de la Encarnación del Verbo, la Iglesia y todos los hombres rectos y justos, tienen que elevar su voz muy alto para gritar: "¡Salvemos la familia!".
Hay que salvarla del lenguaje equívoco que por todas partes la acecha. Hay que salvarla de todos los virus que la destruyen: divorcio, infidelidad, mentalidad hedonista, individualismo egoísta.
Hay que salvarla promoviendo el sentido de familia, valorando la riqueza humana y espiritual de la familia.
Hay que salvarla formando a los jóvenes en el amor, en la responsabilidad, en la entrega y capacidad de donación.
Hay que salvarla, ofreciendo diversos modelos de auténtica familia.
Nadie se excluya. Cada uno tiene su parte en esta gran tarea de salvar la familia".
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