TPP DEJA INERME
A MEXICO ANTE
TRASNACIONALES
*Revelación
de documentos confidenciales filtrados
*Acuerdo Impide
a México legislar en salud y ambiente
*México está
a punto de rendirse ante las presiones
Juan Manuel
Rodríguez
El premio Nobel de
economía Joseph Stiglitz y el economista
senior del Instituto Roosevelt Adam S. Hersh, lanzaron un preocupante alerta
que parece no haber conmovido a nuestros funcionarios y legisladores, partidos
políticos, a la prensa, a organismos sociales y a la sociedad en general, sobre
el peligro que representa el Acuerdo de Asociación Transpacífico (TPP), no sólo
para nuestra industria y economía, por la apertura comercial desigual que
implica, sino que “probablemente requiera cambios fundamentales en las
instituciones jurídicas judiciales y regulatorias”.
De retóricas
políticas califican Stiglitz y Hersh las ofertas de los funcionarios de que el
TPP es en beneficio de los pueblos y los países, y su conclusión fue “si el
presidente Peña Nieto desea hacer lo correcto para el pueblo mexicano,
instruirá al secretario (Ildefonso)
Guajardo Villarreal para que rechace un acuerdo que dejará el futuro económico
de México en manos de inversionistas multinacionales”.
Para empezar, por
la falta de acuerdo con las “reglas de origen”, se afectará la industria
automotriz pues con el TLCAN el 62.5 por ciento de contenido en autos debe
venir de los países miembros de dicho TLC, pero un tentativo acuerdo EU-Japón
el contenido lo bajaría a 45 por ciento para autos y 30 por ciento para autopartes,
lo que significaría abrir el mercado a productos extranjeros, como por ejemplo,
de China, que no tiene compromisos de reciprocidad para abrir su mercado. Esto
es calificado por dichos especialistas como un retroceso respecto al TLCAN y afectará drásticamente el mercado integrado
automotriz con efectos en industrias que surten este mercado de Norteamérica, como
acero y otros metales, plásticos y materiales avanzados. Incluso mencionan que
el representante comercial de EU elaboró un pacto que en materia automotriz
beneficia más a Japón y China y que a sus propios socios del TLCAN, Canadá y
México, que son los perjudicados.
Al elevar la
protección de los Derechos de Propiedad Intelectual (DPI) se benefician
empresas de países avanzados y a México incluso se le exige más que en el TLCAN
como por ejemplo en
Farmacéuticos
donde cabilderos de EU presionan para proteger sus empresas monopólicas, lo que
Implica proteccionismos que nos evitarán tener acceso a los medicamentos
genéricos y quedaremos dependientes de la industria farmacéutica extranjera de patentes
más cara, cuya exclusividad o monopolios se extenderían por más años. Lo que
buscan no es introducir nuevos medicamentos innovadores para salvar vidas, sino
con los mismos que ahora distribuyen, mantener alejados a los competidores y
tenerlos fuera de los mercados.
El Tratado
no fortalece los
procesos
democráticos
El documento
señala que lo anterior se logra mediante procesos regulatorios “aparentemente
oscuros” sobre la “vinculación de las patentes”, y datos biológicos que permitirían a las
compañías de medicamentos ampliar de forma colectiva sus patentes por más años.
Lo que preocupa a
los investigadores es que un Acuerdo de esta naturaleza es difícil de
modificar, pero la ciencia en medicina cambia rápido y avanza y el tratado
evitaría tener acceso a lo nuevo, lo cual es un error y debería dar facilidades
para que periódicamente Ejecutivos y Legislativo introduzcan cambios. Un
Acuerdo del Siglo XXI, dicen, podría favorecer los cambios democráticos,pero el
TPP “hace exactamente lo opuesto”.
Textualmente el
análisis dice que “el TPP limitaría que
los gobiernos de los países miembros –incluido México— aprueben
reglamentaciones para proteger la salud pública,, la seguridad o el medio
ambiente, o cualquier otro aspecto del bien público”. Podría el tratado crear
mecanismos de solución de controversias que permitirían a inversionistas
extranjeros demandar a los gobiernos si creen que una legislación podría
afectar sus ganancias. Los autores del estudio señalan que esto no es
hipotético pues ya México ha pagado en
tres casos a empresas norteamericanas, incluido el caso de la fructosa a
Cargill.
El arbitraje
obviamente sería privado, --opaco al
público-- y vinculante, “incluso si el resultado contradice las leyes
nacionales” y la empresa recibiría compensación por pérdida de ganancias.
“Ciertamente, una
mayor integración comercial y de inversión
con el mundo es muy prometedora para México –concluye el artículo--,
pero el TPP no es la manera de lograrla”, porque no hay evidencia que la
protección a los inversionistas y un fortalecimiento de los derechos de
propiedad traigan innovación a la economía mexicana.
“Lo que harán es
asegurar que una mayor parte de los sueldos de los esforzados trabajadores
mexicanos terminen en los bolsillos de las corporaciones extranjeras”.
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