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Los Universitarios Voz de profeta Héctor de León





Voz de profeta

 

Héctor de León

 

Desde la fundación de la Universidad Autónoma de Aguascalientes, el entonces Consejo Directivo, aprobó las orientaciones fundamentales que habrían de guiar filosóficamente a nuestra máxima casa de estudios. En ese entonces, el rector primero de la Universidad, contador Humberto Martínez de León, advertía sobre los orígenes de la falta de calidad en las instituciones de educación superior. Eran los principios de la década de los setenta, cuando el rector sentenciaba: "La pobreza académica se origina en la pobreza económica, y ésta a su vez proviene en los muy limitados subsidios que conceden a las casas de estudio las autoridades municipales, estatales y federales, las que están imposibilitadas de hacer ellas solas frente al costo que significa la educación superior. Se origina también, y de manera importante, en el absurdo sistema de fijación de cobro de cuotas mensuales, que pretende ayudar a los que no tienen recursos económicos, impidiendo de manera lógica que los que pueden pagar lo hagan, cegada así la fuente natural de aprovisionamiento de recursos económicos, darles subsidios en dinero al no cobrarles cuotas justas a los que ni siquiera piden que se las regalen y los que, además en la primera oportunidad que se les presenta, mandan a sus hijos a donde sí les cobran, donde pueden buscar y exigir mejores servicios educativos, contribuyendo de esta manera nuestro sistema, a fortalecer a las instituciones privadas, a las que derivamos ingresos que nosotros podíamos captar, haciendo más grande la diferencia en calidad académica con las nuestras.

"Por otra parte el no pagar o casi no pagar cuotas por parte de nuestros estudiantes, les impide tener el derecho moral de exigir un buen servicio educativo, y el no contar por nuestra parte, con recursos económicos suficientes, provoca el generar servicios educativos de bajísima calidad; les entregamos a nuestros muchachos un alimento que no nutre que por lo tanto no es solicitado ni exigido por ellos, los que llegan inclusive a desperdiciarlo, haciendo que por unos u otros motivos, suspendan sus clases, interrumpiéndolas con huelgas, puentes, días de asueto adicionales a los periodos de vacaciones, etcétera; no les preocupa asistir a la clase porque sienten que poco a nada están perdiendo, al dejar de recibir las cátedras que se les imparten. Originamos así una ausencia de sentido de responsabilidad que impide a nuestros estudiantes participar de manera activa y positiva en la generación de mejores servicios educativos". Desde luego que el tema de las cuotas en las universidades públicas tiene varias aristas, no obstante, por largos años han sido parte sobresaliente del sostén económico de la Universidad Autónoma de Aguascalientes. Un agregado más sería: lo que no cuesta no se quiere, o no se valora su precio real. (hmdeleon@terra.com.mx)


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