En corto tiempo la polvareda se levanta, depende del clima que baje o que suba, pero en algún momento se apacigua, un fenómeno parecido ocurre con la palabra "Elecciones" que, sean políticas o empresariales, son desajustes emocionales comunes a los personajes llamados al poder.
Es entonces cuando la palabra reelección hace eco entre aquellos que al no ver completados sus objetivos personales, pretenden hacer ahora lo que no fueron capaces y que juraron hacer cumplir en su momento.
Ese asunto del CCEA (Consejo Coordinador Empresarial de Aguascalientes) no es más que un tema de democracia donde el mandato está por terminar, según los estatutos, sin embargo y debido a actores externos al empresariado han querido teñir el asunto de colores partidistas.
No sería nuevo que las cámaras empresariales sean los trampolines políticos, es válido aspirar a ser, máxime cuando existen líderes con talento y visión de servir a otro ser humano. Coparmex, Canaco y Canacintra dan fe de gobernadores, senadores, diputados, etcétera.
Es para eso mismo que una elección es necesaria, el CCEA necesita para validarse como la cúpula de cúpulas empresariales, una figura fresca, con empuje y bríos, que pueda liderar el empresariado y prepararse para servir en un futuro al Estado.
Ese es el verdadero objetivo de las cámaras empresariales: formar líderes en todos los ámbitos con la ética y capacidad moral de poder levantar la voz y la mano con propuestas y acuerdos.
No son necesarios más líderes empresariales que permanecen al frente de sus cámaras haciendo de ellas unas verdaderas monarquías. Cámaras involucradas en desfalcos y líderes siguiendo líneas de partido no permiten la emancipación del empresariado ante quienes detentan el poder.
Necesitamos en los organismos empresariales íderes congruentes e íntegros, que aún existen en el estado; basta con buscar en la historia de los ex presidentes del Consejo (salvo la deshonrosa decepción del célebre "Chico Palacio" y también del ex presidente de la CMIC, Juan Bernardo Martínez Paniagua.
El sábado, entonces, parece ser un día decisivo para el futuro del CCEA, prostituir y convertir al consejo en una máquina de futuros votantes, con su consecuente carga de personajes ambicionando un poder que solo reside en la investidura del presidente del organismo, o conservar su libre y sana a elección a elegir y a impulsar nuevos liderazgos.
El pensar que no existen elementos capaces para dirigir las riendas del empresariado local es caer en un error de egocentrismo desmedido, es un tema de discriminación y de exclusión que no es bien visto por los organismos más pequeños, denominados en el actual CCEA como más pequeños, el famoso gallinero.
Donde ex presidentes y líderes de opinión como Heriberto Martínez, Jaime Randolph, el legendario Miguel Ángel Breceda Solís, o los actuales presidentes de organismos como Alberto González Mendoza, de la FTEA (Federación Turística del Estado), Martha Zaragoza Gutiérrez, actual presidenta de Mujeres Empresarias Mexicanas y Rocío Alvarado de "Acocen", o el últimamente aporreado, por mantener el tema de la no reelección en la mesa mediática, Jaime Duran, de Coparmex, , quienes también levantan la mano y desean participar en el futuro inmediato del CCEA.
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