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Los Universitarios. Héctor de León



 

Pirámide invertida

 

Héctor de León

 

Este lunes –aparentemente- todo vuelve a la normalidad en las actividades académicas y administrativas, de fin de un ciclo, que se desarrollan en la Universidad Autónoma de Aguascalientes. Pero no, son distintas las épocas, las vivencias, y por supuesto, los problemas, que acontecen en distintas temporadas desde hace cuatro décadas. En los principios de la UAA, los padres de familia y los jóvenes no tenían confianza en estudiar ahí unas de las pocas licenciaturas que entonces se impartían. Un buen número de estudiantes prefería, como lo hacían los jóvenes de antaño, salir a estudiar fuera de Aguascalientes, principalmente a la ciudad de México, máxime si se trataba de ingresar a la Universidad Nacional Autónoma de México. Eran otros tiempos y otras las circunstancias. En el Distrito Federal, como también lo era estudiar en Guadalajara, Guanajuato, Monterrey, San Luis Potosí, o incluso la ciudad de Zacatecas, eran puntos citadinos en donde se respiraba y vivía mucho mejor que en la actualidad, y con esto me refiero a la seguridad social y a que fácilmente se encontraba trabajo, así fuera que se cursaran los últimos años de estudio. Ahora que existe un mundo de oportunidades y facilidades para estudiar una licenciatura, incluso después de un postgrado, difícilmente se tienen opciones de empleo. La vida cambia y habrá que adaptarse a las nuevas formas de convivir en este país.

Años atrás no se daba el desempleo de profesionistas, cuando la Universidad mexicana daba el toque mágico para que los nuevos profesionales escalaran con acierto la pirámide social, es decir, arribar más allá de donde se sitúa la clase media y establecerse en una zona de confort que en el aquel entonces sólo brindaban las universidades, sin importar la carrera profesional que se estudiara: médico, contador, ingeniero, arquitecto, veterinario, agrónomo, o que sé yo. Hoy se ha diversificado tanto el abanico de profesiones que poco conocen los mismos estudiantes, mucho menos los padres de familia o el sector empleador, ya sea público o privado. Ahora se bautizan a las nuevas profesiones con nombres raros o con especialidades combinadas que nos hacen poner cara de what?

Hoy es un mundo distinto al que nos enfrentamos, seamos viejos o jóvenes, porque al final de cuentas todos, sin excepción, vamos en el mismo barco. Hoy pareciera que la pirámide social cambió a la figura de un rectángulo, en donde estamos los pobres; únicamente le queda un chipote en donde se ubican contados poderosos y los políticos. Las pirámides dejaron de existir. hmdeleon@terra.com.mx


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