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El Trágico Derrumbe en J.M. Romo: 82 personas bajo los escombros; 14 Murieron



Como en el Caso de Palmira, las Autoridades 

Nunca Dieron un Informe a la Ciudadanía






POR Matías Lozano Díaz de León 

Primera Parte

Continuamente se registran en el centro histórico de la ciudad de Aguascalientes percances en los que se ven involucrados o señalados como causa principal los huecos que hay bajo las fincas, que hablan de la existencia de cavernas que ninguna autoridad se ha interesado nunca por investigar sus características reales. Ni siquiera se tiene un trazo del acueducto que, se sabe, conecta la presa El Cedazo con la fuente del jardín de El Encino y luego se bifurca hacia el centro de la ciudad, y que es obra del hombre.

El caso más reciente es el del derrumbe de una finca en la calle Palmira, cuando se hacían excavaciones para construir los cimientos de la escuela de danza municipal, y que ahaora ocuàn otras oficinas de la Presidencia Municipal de Aguascalientes. El delegado estatal del Instituto Nacional de  Antropología e Historia, Jorge Lozano, daría a conocer semanas después, que la causa fue una caverna cuya existencia se desconocía (pero que no explica la ignorancia de los ingenieros y arquitectos)

El 12 de mayo se cumplieron 28 años de una de las mayores tragedias ocurridas en Aguascalientes en tiempos recientes: el derrumbe de una sección en construcción en la esquina de Vicenta Trujillo y Colón, en lo que antes fue la finca marcada con el número 106, de la calle Vicenta Trujillo, y que a mediados de siglo pasado tenía el número 16, cuando la calle llevaba el nombre de Minerva)...


Extrañamente, al lugar de esta tragedia nunca ha ido nadie a llevar flores en el aniversario. El olvido de aquel acontecimiento es total.

Muchas conjeturas se hicieron en aquel entonces respecto de las causas del desplome de miles y miles de metros cuadrados de construcción, de millares de toneladas de concreto y acero que sepultaron vivos a 82 obreros, 14 de los cuales, se sabría días después, murieron, y medio centenar sufrió heridas de diversa gravedad; otros resultaron, milagrosamente, ilesos.


Poco después, en el año 2000, a 12 años de la tragedia, recogimos de un ex reportero de El Sol del Centro, el periodista Everardo Brand Partida una hipótesis fantástica, muy acorde al romanticismo y misticismo que envuelve al barrio de Triana, a todo lo cual no escapa el propio Señor de El Encino, si bien el tiempo se ha encargado de dejar en claro que ni es negro, ni es de encino ni fue encontrado en ese, el más antiguo rumbo de la ciudad...

El jueves 12 de Mayo de 1988, al filo de las 5 de la tarde, el ambiente se cubrió del lastimero ulular de las sirenas de ambulancias, patrullas, carros de bomberos y unidades de auxilio de cuantos agrupamientos de esos hay en la ciudad.
Aproximadamente a las 16:40 horas, se vinieron abajo siete pisos de construcción, los dos inferiores, bajo el nivel del piso de la calle, ya en uso, y los cinco superiores en proceso de adaptación para la instalación de unidades de la empresa J.M. Romo, que enfrentaba por esos años graves señalamientos de Roberto Díaz, el jerarca obrero, de ocupar menores de edad sin brindarles las prestaciones legales; motivo por el cual, según la Federación de Trabajadores de Aguascalientes, “Chito” Romo presionaba a sus trabajadores para que no se sindicalizaran.
¡Quedaron Sepultadas 82 Personas! 

Pasaron muchos minutos después del derrumbe, para que fuera superada la confusión. El interior de la planta J.M. Romo, que abarca toda la manzana entre Colón, Díaz de León, Vicenta Trujillo y la calle de El Sol, quedó cubierta de polvo, principalmente los niveles subterráneos, por lo que trabajadores y funcionarios de la fábrica no sabían qué sucedía ni podían hacer nada por ellos mismos. Por eso se tardaron en acudir los cuerpos de rescate, porque en la confusión se retardó el llamado de auxilio...

En esa ocasión Canal 6 tuvo la oportunidad de constituirse como vínculo con la sociedad de Aguascalientes, ya que era el único medio  que de momento podía hacerlo, por la hora en que ocurrió la tragedia, y nos tocó coordinador personalmente la labor informativa...

Las primeras imágenes del lugar del siniestro eran aterradoras. Enormes planchas de concreto y varilla que minutos antes eran el techo, la azotea de siete pisos de un edificio en construcción, aparecían al nivel de la calle; lo que significaba que todo ese volumen de escombro se había cernido sobre los pisos inferiores, sobre lo cual, surgían las primeras especulaciones: ¡2 mil metros cuadrados de terreno y 14 mil de construcción, habían quedado reducido a escombros, sepultando –después se sabría- a 82 personas: 32 eran empleados de J.M. Romo; 36 eran albañiles que participaban en el detallado del edificio y 13 se encontraban de visita en el inmueble, porque era la hora del lonche!
Cuatro días antes, el domingo 8 de mayo, el presidente municipal, Héctor del Villar Martínez, clausuraba la Feria, con la representación del Gobernador Miguel Angel Barberena...

Dos días antes, Silvia Avila había encabezado la distribución de 25 mil claveles que el presidente Carlos Salinas envió para las madres de Aguascalientes; y Augusto Gómez Villanueva (a la sazón candidato a Senador por la vía plurinominal) andaba en campaña para diputado federal por el 11 Distrito...

El día del derrumbe la confusión reinó, al no disponerse de una relación fidedigna de las personas que habían quedado atrapadas, pero se temía que todas estuvieran muertas. Sin embargo, para asombro general comenzaron a salir sobrevivientes, por su propio pie muchos de ellos, ilesos algunos no obstante la magnitud de la tragedia...

Centenares de ciudadanos se unieron voluntariamente a los grupos de rescate, moviendo pesadas losas de concreto y abriendo con ello la puerta a la salvación a muchos de los atrapados por el derrumbe.

Al anochecer del jueves 12 de mayo de aquel 1988, se hablaba de una cifra de 18 muertos y más de medio centenar de heridos.

En el anfiteatro del Hospital Hidalgo se concentraron los primeros cinco cuerpos, cuatro hombres y una mujer; luego se aclararía que el de la joven, Laura Lorena Díaz Martín del Campo, de 16 años de edad y que vivió en calle Enrique Estrada 116, no procedía del derrumbe, sino que había muerto camino al hospital, víctima de una congestión alimenticia, luego de que ingirió seis tortas, según las notas policiacas.  

Al día siguiente del derrumbe se dijo que fueron 17 muertos, 57 heridos y cuatro desaparecidos. En la madrugada del día 13, viernes, fue de buena suerte para muchos, pues fueron encontradas vivas 9 personas, que pacientemente habían esperado bajo los escombros a que los rescatistas llegaran hasta ellos o les franquearan la salida. .

Hubo muchos héroes, lo fueron todos los que colaboraron en el rescate. Vinieron “La Pulga”, cuya labor había sido muy destacada apenas 3 años antes, tras los sismos en la ciudad de México. También vino El Aguila Negra, un arquitecto de Reynosa, Tams. Que acude a donde es necesario, cargando sobre sus espaldas todo el bagaje de equipo.

El popular teniente Lupillo también aquí fue protagonista, y se entregó con tanta fe al rescate de las víctimas, que sufrió inflamación de una hernia y los médicos lo mandaron a su casa a descansar. 

El día 15, -tres días después del derrumbe, al filo de la 1:54, sacaron los dos últimos cuerpos: con el rescate de los cadáveres de Alfonso Reyes Cruz, de 32 años de edad, que tuvo su domicilio en calle “H” número 105, de la colonia Macías Arellano, y de Ramón Vázquez Martínez, de 18 años, que tuvo su domicilio en Federico Montes 100, de la Colonia Insurgentes, se dieron por concluidas las labores de rescate y se hizo el recuento final: 14 muertos y 54 heridos.


En el ánimo de la población quedó la idea de que había más cuerpos entre los escombros, porque se manejaban nombres de personas que no aparecían. Pero esas voces fueron acalladas por el ruido de grúas y traxcavos que, en el área del desastre cubierta para evitar las miradas de curiosos,  se abocaron luego a retirar los escombros y limpiar el lugar, donde días después se alzaría otro gris edificio.

La lista de los 14 fallecidos que las autoridades judiciales dieron a conocer, es la siguiente:
 Eugenio García García
Martín Méndez Guerrero
Ismael Castro Nájera
Guillermo Guerrero Pérez
Armando Dávila Durón
Arturo Medina Vázquez
Martín Aranda Bugarín
Juan Manuel Cuevas Reyna
Ramón Vázquez Martínez
Alfonso Reyes Cruz
Silvestre Delgadillo Flores
Ignacio Durón Méndez
Rodrigo Mireles Contreras
Javier Lara Esparza

Desde que comenzó a operar la fábrica de muebles cromados J. M. Romo, comenzaron a levantarse voces de protesta, porque los olores, los ruidos y otras molestias diversas alteraron la tranquilidad del barrio.

Pero “Chito” Romo no se inmutaba, nunca se inmutó; ni siquiera le interesó el ofrecimiento del gobernador Enrique Olivares Santana; terreno y construcción donde él, el empresario, eligiera.

Por eso, tras el derrumbe en la esquina de Vicenta Trujillo y Colón, cuando le preguntaron si la tragedia le inspiraría cambiar de ubicación la planta, respondió: “¿Cambiarme? Mejor la cierro”, y se murió y la planta sigue ahí. En el municipio Jesús María construyeron otra planta al poco tiempo, pero es complementaria, es decir, no es con la finalidad de cerrar la que se encuentra en el centro de esta ciudad.

Mientras se realizaba la búsqueda de cadáveres o el rescate de sobrevivientes hubo, como sucede en todos los casos de esa naturaleza, un enorme interés por conocer las causas del derrumbe, y se dieron garantías de que tanto dependencias públicas -gubernamentales y municipales-, investigarían exhaustivamente hasta hallar los motivos, y se prometió que lo darían a conocer a la ciudadanía. Sin embargo, nunca se supo nada. Con el paso de los días fueron sepultados los cuerpos y también el recuerdo de aquel compromiso. ¿Por qué? ¿Qué encontraron los peritos e investigadores, que las autoridades consideraron más conveniente ocultarlo a la población?
Años después, surge una extraña hipótesis que nuestros lectores habrán de valorar, aunque de inicio, suena lógica, sobre todo si se toma en consideración lo que opinaron constructores profesionales, arquitectos e ingenieros, cuando tuvieron a la vista la magnitud de la tragedia:


El nuevo edificio, después de la tragedia
“LOS CONSTRUCTORES CALCULARON MAL EL PESO DEL EDIFICIO; “HUBO SOBRECARGA EN EL CENTRO DE LA FINCA”,

Las permanentes negativas de José María Romo a cambiar la ubicación de su fábrica y las versiones que se manejan acerca de cómo se hizo de las fincas aledañas, hasta lograr una enorme concentración de terreno urbano, robustecen la teoría de que el verdadero negocio del magnate de los muebles cromados era ¡la búsqueda de tesoros”.
Precisamente el terreno donde se asentó el edificio de siete pisos que se derrumbó, tenía características muy especiales que lo hacían susceptible de un accidente; eso lo sabían quienes le vendieron la antigua finca a JM Romo –los hermanos Brand Partida: Jorge, conocido médico de la localidad, y Everardo, reconocido periodista, ex reportero de El Sol del Centro, pero el industrial no quiso escucharlos.
Una mujer había presagiado la tragedia en Minerva 16, incluso reveló la ubicación de un tesoro y que “correría sangre”. Continuará.


Parte II




Reveló La Médium la Ubicación del Tesoro y que “correría sangre”./ Everardo Brand Partida, testigo y protagonista, refirió la historia./ La fábrica absorbió muchas fincas, como la casa de José Manuel Valdés Barraza, tío de Antonio Aguilar, y el teatro La Temperanza. 

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